Un conocido antropólogo francés, Marc Augé, denomina a los centros comerciales “no lugares”. Desde su punto de vista, muchos espacios de paso deberían incluirse en esta categoría. Serían no lugares autopistas, salas de aeropuerto o supermercados, entre otros. La teoría es discutible, como todas, sobre todo porque la consideración de espacio imprescindible es tan relativa como la vida de cada cual.
Pensaba en Augé esta tarde, al ver asombrado uno de los vídeos más retuiteados en la web en las últimas horas: un día en el parque acuático del West Edmonton Mall, el mayor centro comercial de Norteamérica, situado en Alberta (Canadá). Dicen que suma medio millón de metros cuadrados, con 20.000 plazas de aparcamiento. En ese espacio gigantesco, sí, cabe un parque acuático por el que pasean jóvenes en traje de baño con una tabla de surf en mano. Una réplica de Hawaii, tal vez.
El World Waterpark es el segundo parque acuático cubierto más grande del mundo, con la mayor piscina de olas bajo techo. Olas de verdad, surf de verdad, aspecto de vacaciones de verdad… pero rodeados de tiendas.
Este invierno, en plena ola de frío, les hablé de otro parque increíble, en el que se recreaba una playa tropical en un hangar a 60 kilómetros de Berlín. Sin embargo, apenas admite comparación con esta gigantesca mole de ocio dentro de la cual podemos pasar de la piscina de olas a una pista de patinaje sobre hielo, o una montaña rusa, un espectáculo de leones marinos, gigantescos toboganes sobre la piscina, hotel, zona de puenting…
Sí, por supuesto, antes o después también se puede comprar.
¿De verdad es un no lugar?
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