Estos días se ha publicado en España “En el mapa” (Taurus), de Simon Garfield, un libro fascinante sobre cómo el mundo adquirió su aspecto. Los mapas siempre han provocado admiración, desde Eratóstenes, Estrabón y Ptolemeo hasta Google Maps. En cierta manera, los grandes cartógrafos de la historia eran los sabios de la tribu, capaces de combinar sus conocimientos e imaginación con los datos reales conocidos en cada época y, a partir de ahí, dibujar el planeta en unos centímetros cuadrados.
Garfield disfruta con la exuberancia visual de los mapas y con las historias que aletean tras esos trazos. Ha recorrido el mundo en busca de siluetas conocidas o extraordinarias, como el mapamundi de Fra Mauro, “que, de alguna manera, en 1459 sabía mejor que nadie qué estaba dónde en el mundo”. El libro rebosa de pequeñas anécdotas y grandes mojones para los viajeros y los amantes de la geografía. Voces auténticas del pasado…
En el mundo de la cartografía también hay casos dignos de un programa de misterio. A día de hoy aún no sabemos, por ejemplo, si el famoso mapa de Vinland es real o el fraude más sofisticado de la historia. Si fuera real, sería un pergamino de comienzos del siglo XV que demostraría que la existencia de América (Vinland) era conocida por navegantes y exploradores antes de la llegada de Colón.
En esta memoria de los mapas, Simon Garfield incluye uno de los errores cartográficos más llamativos de la historia. En 1622, California apareció por primera vez como una isla en la portada de un libro español titulado Historia General. Sorprendentemente, el equívoco prosperó en otros muchos mapas, por ejemplo en uno creado en Londres en 1625. La confusión se extendió durante varias décadas. Fue de boca en boca, como un copia-pega de la época -algo parecido a los errores de Wikipedia o internet de hoy, como asegura el mismo Garfield- repetido una y otra vez. En 1995, un estudioso de la Sociedad Cartográfica de California catalogó 249 mapas distintos, sin incluir mapas del mundo, en los que California se pintó como una isla.
¿Cuál fue el principio del error? Según recoge Garfield, parece que la historia se remonta a un carmelita llamado Antonio de la Ascensión, que navegó con Sebastián Vizcaíno por la costa occidental en 1602-1603. Escribió un diario. Un par de décadas después, trazó sobre el papel la ruta de aquel viaje, y entonces dibujó California a la deriva. El mapa fue enviado a España, pero el barco, apresado por los holandeses, acabó en Ámsterdam. Alguien grabó en cobre un mapa dibujado a partir de ese ejemplar “holandés”, y comenzó su extraño viaje, “fotocopiado” sin mayor comprobación al menos 249 veces…
Imagen: La isla de California, representada por el cartógrafo Joan Vinckeboons en un mapa realizado en torno a 1650.
AméricaOtros temas