El turismo vive de grandes cifras y de pequeñas y dulces sensaciones, como la primera vez que ves la Alhambra al atardecer. Los empresarios y los políticos suelen quedarse en la primera estación (la de los números), tan reluciente que da gusto hablar de ella: España recibió el pasado año 75,3 millones de turistas extranjeros, un 9,9 por ciento más que en 2015. Un nuevo récord histórico. Un titular en cualquier rueda de prensa. Los viajeros, en cambio, siempre andan en busca de detalles en apariencia menos llamativos, en el descubrimiento de las pequeñas cosas. Un libro de Philippe Delerm («El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida») resume esa letra pequeña de la felicidad.
En Fitur, la Feria Internacional de Turismo que se celebra en Madrid del 18 al 22 de enero, se mezclan ambos conceptos. El público espera encontrar una propuesta que entre por los ojos, que invite a soñar con las vacaciones de verano o con el próximo fin de semana. Y los expositores y los organizadores creen -razonablemente- que esta cita anual debe crecer a partir del negocio, de «agendar reuniones», de concretar acuerdos. Los expertos están convencidos de que el futuro de este tipo de eventos está en que sean rentables para sus participantes. Fitur, una de las grandes ferias mundiales del sector, junto a la de Berlín y la de Londres, ha dado un giro al timón en este sentido en los últimos años, y el resultado parece convincente. En la edición de 2017 crece la superficie contratada (62.494 m2, +9%), el número de expositores directos (755, +6%), la presencia internacional (+9%)… Decenas de miles de profesionales que dejarán en Madrid unos 240 millones de euros en restaurantes, transporte, hoteles, compras…
Naciones Unidas ha declarado este 2017 como Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo. La frase no solo alude al cuidado del planeta, sino a un objetivo aún mayor. «Con más de mil millones de turistas internacionales viajando por el mundo todos los años, el turismo se ha convertido en una poderosa fuerza transformadora. Ofrece importantes oportunidades de subsistencia, con lo que contribuye a aliviar la pobreza e impulsar el desarrollo inclusivo», según dijo Banki-moon, secretario general de la ONU hasta el 31 de diciembre de 2016.
Para ilustrar la portada de este número hemos elegido la parte más «ecológica y sostenible» de esa declaración de intenciones: un homenaje a España y su naturaleza. Su autor es Fernando Manso (Madrid, 1961), «el Antonio López de la fotografía». Manso prefiere la cámara analógica de placas y negativos a los disparos de la hiperrealista cámara digital. Cuida el grano y desdeña el ordenador y la nitidez mecánica. Su obra es un homenaje a la belleza, al estilo del genial pintor López, en efecto, prologuista de su libro sobre España. Quien quiera profundizar más en el trabajo de este artista puede hacerlo en su próxima exposición («Norte», dedicada al norte de España) en la Galería Ansorena de Madrid (Alcalá, 52), del 21 de febrero al 3 de abril.
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