Tanto si es una comida formal de negocios, una pausa laboral o una primera cita, el momento “mesa” es crucial para nuestros intereses sociales, ya sean personales o públicos. La educación se demuestra en muchos pequeños detalles (y eso que no voy a hablar de la etiqueta en la mesa, es decir, cómo hay que comer ciertos alimentos). Se pueden perder negocios y causar una pésima opinión en los cuarenta escasos minutos que puede durar un almuerzo.
- No se debe empezar a comer hasta que todos los comensales están servidos, por mucha hambre que se tenga. Si nos invita a comer un superior (un jefe, por ejemplo), jamás deberíamos probar bocado antes que él.
- Si en un restaurante alguien pidiese un plato de preparación más compleja, pedirá al resto de los comensales que empiecen a comer sin esperarle.
- El platito con el pan estará situado a la izquierda del plato de presentación. No es de mala educación dejarlo intacto, sí el juguetear con él, haciendo bolitas con la miga y desmenuzándolo. Da impresión de falta de seguridad en uno mismo y nerviosismo.
- En cuanto nos sentamos, la servilleta se desdobla y se coloca en el regazo. Nada de tenerla encima de la mesa y mucho menos colocársela al cuello como si fuese un babero. No, caballero, la corbata puede resistir perfectamente a un plato de sopa sin mancharse.
- Parecerá obvio, pero no se debe beber con la boca llena. Ni sin haberse limpiado antes los labios…
- Los hombres, si fuesen vestidos con traje, se desabrocharán la chaqueta, pero no está permitido que se la quiten.
- En la mesa no se retoca el maquillaje, ni se toman medicinas.
- Hay que acompasar la comida al ritmo de la conversación, y por supuesto, tratar de evitar temas que puedan incomodar a los otros comensales (política, sexo, religión, equipos de fútbol…). Evitemos monopolizar la conversación o preguntar a la persona que en ese momento tenga la boca llena.
- Si se quiere pedir algo que esté fuera de nuestro alcance (el salero, por ejemplo) no se debe pasar el brazo por delante de otro comensal. Corremos el peligro de meterle la manga dentro de la comida.
- Tengamos cuidado con el móvil. Hay gente que no puede, literalmente, comer sin estar pendiente del teléfono. Todos podemos esperar una llamada urgente, pero una comida no es lugar para estar contestando WhatsApp o ver cuántos likes tiene nuestra última publicación. No hay manera más efectiva de decirle a alguien “me aburres”.
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