Nadie es perfecto, y el que se lo crea, miente. A nivel personal, e incluso institucional. Errar es humano, aunque también es cierto que según quién seas, tus pecadillos pasarán más o menos inadvertidos.
Un ejemplo de ello es la vestimenta elegida por Su Majestad el Rey Don Juan Carlos esta semana en el acto de posesión del Presidente Danilo Medina en la República Dominicana.
Todos los asistentes al acto de toma de posesión recibieron una invitación de parte de la dirección de protocolo del Congreso de la República Dominicana (y cito al periódico local Listín Diario) en el que se especificaba que la etiqueta requerida debía ser blanca: “traje blanco, camisa blanca, corbata negra, zapatos y medias negros”.
Don Juan Carlos, que viajó acompañado por el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia Aldaz, llegó a Santo Domingo en la tarde del lunes, 15 de agosto. En el Aeropuerto Internacional de la capital dominicana fue recibido por la viceministra de Relaciones Exteriores, Alejandra Liriano, el embajador jefe de Protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Pedro Gómez, y el embajador de España en República Dominicana, Jaime Lacadena.
El martes, Don Juan Carlos acudió al Congreso Nacional para asistir a la ceremonia en la que Danilo Medina prestó juramento de su cargo como Presidente de la República Dominicana.
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, cumplió con la etiqueta requerida desde el mismo momento en que bajó del avión.
Sin embargo, tres personas rompieron con la petición de vestimenta: el presidente de Ecuador, Rafael Correa, que vistió un traje gris claro sin corbata, el de Bolivia, Evo Morales, fiel al vestuario típico de su país, y nuestro monarca emérito, con camisa blanca, corbata negra… y traje gris.
Este detalle sí ha sido recogido por diversos medios latinoamericanos. En nuestro país, de momento, sólo lo he leído en la revista líder del corazón.
Nuestro Rey emérito vistió como le dio la gana (anda que no sería aconsejado por el departamento de protocolo), lo mismo que a su llegada a República Dominicana (busquen ustedes la foto y jueguen a los cuatro defectos).
No es un fallo grave, por supuesto, solo hago la siguiente reflexión: cómo estarían afilando los colmillos hoy los chacales anti-Letizia si hubiese sido nuestra Reina la que hubiese infringido las normas.
De etiqueta, recordad. El protocolo no se rompe.
Etiqueta
