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Blogs Protocolo y etiqueta por Maira Álvarez

Ay, Hamilton: cómo actuar ante la reina Isabel II

Maira Álvarez el
Hamilton e Isabel II en 2009. Foto Telegraph

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me ha encantado la noticia de que la reina de Inglaterra dio lecciones de protocolo a Lewis Hamilton. En una comida en la que el piloto se sentó a su lado, Isabel II le recriminó que hablase con ella en primer lugar, cuando debería charlar con la persona situada a su otro lado. Eso por no decirle que él empezó la conversación, cuando siempre es la reina la que debe comenzarla.

Esta norma, que Hamilton no conocía, se remonta a la época victoriana, y dicta que en una comida con un miembro de la casa real, con cada cambio de plato tiene que haber también una alternancia de conversación con los comensales situados a los lados.

 

En el mundo del protocolo, las normas no siempre son intuitivas, y a veces, ni siquiera tienen sentido. Algunas se van añadiendo poco a poco, y otras tienen cientos de años, y se adoptan “porque sí”, como es en el caso del ceremonial que rodea a la reina de Inglaterra, Isabel II.

La monarquía inglesa tiene uno de los protocolos más rígidos y extensos de las casas reales europeas.  El origen de muchos de estas normas se remonta a la Edad Media, cuando se pensaba que el monarca era designado por Dios, luego la familia real tenía que tener un trato distinto a los demás.

Es por ello que hay reglas (numerosas) cuando alguien va a conocer o saludar a la reina Isabel: dónde mirar, cuándo tomar asiento, cómo saludar, cómo permanecer de pie a su lado, de qué temas hablar….

Dicen que la reina es una persona muy cálida en su vida privada, pero también una monarca muy profesional. Mirad el siguiente video de la visita de estado del presidente de México, Peña Nieto.  El presidente espera al pie de la carroza a que descienda Isabel II. Como puede parecer hasta de buena educación, Peña Nieto  extiende su mano para ayudar a la reina a bajar el último escalón. Isabel II le ignora totalmente.

 

Mi error favorito fue el que hizo otro presidente mexicano, Vicente Fox en 2002. A la hora de presentarse a la reina, uno no extiende la mano ni inicia el saludo hasta que ella lo haga. Fox no sólo no lo hizo, sino que llegó y la abrazó de la manera más efusiva posible. Cuentan que Isabel II  exclamó un “oh, heavens!!”.

 

Mucho se habló también de este momento, en 2009, cuando los Obama visitaron el palacio de Buckingham. Un cámara captó el momento en el que la espontánea esposa del presidente americano, Michelle Obama, le pasa familiarmente el brazo por los hombros.  A la reina no se le toca, mucho menos abraza o besa.

 

A la hora de saludarla, tiene que ser ella la que extienda antes la mano. Y aún así, nada de besársela ni atrapársela más de las décimas de segundo necesarias.  Un enérgico apretón de manos tampoco procede.

 

 

Cuando la reina entra a un sitio, la gente se levanta. Aplícalo a tu vida diaria, es una norma básica de educación: levántate si entra tu abuela en un restaurante, tu jefe, tu cita….

 

Si no eres británico, ni se te ocurra hacerle una reverencia, ella es una alta autoridad en Gran Bretaña. Se puede considerar una falta de respeto. Si inclinas levemente la cabeza, es más que apropiado.

Lady Gaga es americana. La sonrisa de la reina

 

 

 

 

 

 

 

 

A la hora de saludarla, el tratamiento correcto es Su Majestad (Your Majesty) y el del príncipe Su Alteza Real (Your Royal Highness)

Etiqueta: nada de vestir con colores oscuros. Si llevas guantes, tienen que estar impolutos hasta después del evento (a ver quién se atreve a darle la mano con manchitas de sándwich de pepino).

¿Y de qué se habla? Pues el tema es un poco peliagudo: no se pueden tocar temas íntimos, ni abusar de bromas, ni hablar de vanalidades tipo “qué buen tiempo se ha quedado”.

 

Joan Collins cree que lo hace bien. Foto Daily Mail

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué no puedo hacer? No se le dice “encantado de conocerla”. Ella ya sabe que es así, por lo que es una redundancia. No masques chicle. Ten el móvil en silencio.  Nunca le des la espalda. No le pidas autógrafos, ni un selfie (my god)

 

Tomar el té. No hay nada más tópico. Hay que agarrar la tacita por el asa con los dedos índice y pulgar, y nada de estirar el meñique como si nos faltase alguna articulación. Entre sorbito y sorbito, la taza reposa siempre sobre el plato.

 

El tiempo de la comida. Da igual lo que hayas comido, o lo que te quede en el plato. Una vez que la reina Isabel haya terminado de comer, nadie más sigue comiendo. Así de fácil.

Foto blog The Queen Elizabeth II Hat Museum

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De todas formas, la reina seguramente entienda que no todo el mundo está versado en protocolo. Una simple disculpa es más que suficiente. Ante la realeza, como ante cualquier persona con la que quieras quedar bien, sólo hay una manera de actuar: con educación y respeto.

 

Me despido con un video que demuestra el buen talante de la reina, en este caso en una carrera de caballos que se celebró a principios de este mes en Epsom. ¿Quién se resiste a darle la mano a este caballerito tan bien vestido y educado?

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