No se crean que la muñidora del pacto de Gobierno del PSOE con el PNV en el País Vasco ha sido esa dirigente semidesconocida llamada Idoia Mendía, no, ha sido Pedro Sánchez. Este regalito envenenado del exsecretario general de los socialistas a la gestora socialista, y a Susana Díaz para más seña, es la primera piedra en el zapato del largo calvario al que van a tener que hacer frente los dirigentes socialistas hasta que puedan desactivar totalmente a los sanchistas.
El contenido de ese pacto es un ejemplo de lo que quería hacer Pedro Sánchez: romper España con concesiones a los nacionalistas, abriendo la puerta al derecho a decidir y al debate sobre el concepto de nación. El contenido del pacto no tiene desperdicio.
Sánchez le ha hecho una pirula a Susana Díaz y le ha metido un gol por toda la escuadra, abriendo un frente de guerra en el País Vasco, el lugar menos propicio para este combate ¡Qué falta de sensibilidad la de este político que utiliza este territorio tan sensible para saldar sus cuentas con sus compañeros socialistas que firmaron su decapitación!
Cuentan que la decisión de los socialistas vascos, alineados con Pedro Sánchez, se ha fraguado a espaldas de Javier Fernández y de su gestora. Que se enteraron cuando estaba ya tomada, en un claro desafío a su autoridad.
Pues que se vayan preparando porque aunque Pedro Sánchez no se ha subido todavía al coche para recorrer España (empieza el 26 en Valencia) buscando apoyos, es aún más dañino escondido en el garaje de su casa poniendo el coche a punto y animando a los suyos a alcanzar acuerdos que amenazan la unidad de España.
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