Ya sé que muchos dirán que no es Podemos, y es verdad, pero se le parece y, cada vez que puede, Pablo Iglesias no desaprovecha la oportunidad de abrazar en público a Ada Colau para que se visualice que son la misma cosa. Y, precisamente por eso, el pacto de gobierno alcanzado hoy en el Ayuntamiento de Barcelona por BComú con el PSC, permitiendo que sus cuatro concejales se sumen a su gobierno, no es más que el primer mordisco del festín que Pablo Iglesias podría darse, según todas las encuestas, con el PSOE el próximo 26 de junio.
Pablo Iglesias avanza lentamente y parece que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no se da cuenta, o sí se da parece no querer darle importancia. Porque si no no se entiende que, por un lado, esté zurrando al líder de Podemos y, por otro, los suyos se echan en brazos de estas fuerzas populistas radicales de izquierda.
La verdad es que yo no entiendo nada, y como yo, supongo que todos estos votantes del PSOE que asisten atónitos a esta merienda que ha diseñado Pablo Iglesias y que puede terminar por engullirlos, sin que nadie reaccione.
Primero fueron los gobiernos autonómicos y algunos locales, aunque Podemos prefirió en estos casos no entrar en los equipos de gobierno del PSOE a los que permitió gobernar; y ahora es Barcelona, pero ya compartiendo el poder. Lo próximo podría ser el “sorpasso” de las generales.
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