Ciudadanos se ha caído finalmente del “guindo” en Andalucía y ha anunciado que votará “no“, de momento, en la segunda votación de investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta, que tendrá lugar mañana viernes.
Si se creían que los socialistas iban a firmar antes de tener amarrados los votos el supuesto pacto contra la corrupción que habían pactado, es que no saben de qué va esto de la política, y mucho menos en Andalucía.
Supongo que Albert Rivera, aterrado por el efecto que podría tener en su electorado entregar un cheque en blanco al PSOE, ha dado marcha atrás y le ha dicho a su hombre en Andalucía, Juan Marín, que ni se le ocurra. La sangría de votos y el desgaste que ya empezaban a tener de cara a las elecciones autonómicas y municipales ha encendido todas las alarmas.
Y es que una cosa es hablar y pontificar por las televisiones y las redes sociales de que van a ser los adalides de la regeneración democrática, y a lo mejor es verdad y después de gobernar años en las instituciones no le sale ni un corrupto en sus filas, y otra muy diferente sentarse a hacer política de verdad. Cuando se entra de lleno en el tablero político y uno se convierte en una fuerza decisiva para que pueda gobernar una u otra formación política, la cosa ya se complica. Ya no valen las proclamas, sino los hechos y los compromisos en firme.
Ciudadanos ya ha tenido su bautismo en política y ya sabe que la realidad es muy diferente a lo que se dice en un plató de televisión, cuando nunca se ha tocado un poco de poder de verdad.
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