La confirmación de que la socialista MarÃa Chivite gobernará Navarra, a menos de que este acuerdo se rompe en el último minuto, tras un pacto con Podemos y Geroa Bai, y la abstención de Bildu, pone muy difÃcil la investidura de Pedro Sánchez con la abstención del PP y Ciudadanos. Podrán mandar comunicados como el de ayer diciendo que no se han reunido con ellos y que si lo han hecho otros, es su problema, pero lo cierto es que la abstención de Bildu les abre la puerta del Gobierno navarro, y no será gratis.
Si ya era complicado, por no decir imposible, esta maniobra de los socialistas por tocar poder por encima de todo es una provocación de Sánchez que lo inhabilita como un interlocutor fiable. Un gesto de buena voluntad hubiera sido dejar que Navarra Suma, la unión de PP, Ciudadanos y UPN, gobernara con su mayorÃa simple.
¿Cómo es posible que pida ayuda al centro derecha constitucionalista y se apoye en los filoetarras y en la ultraizquierda para gobernar en una comunidad? ¿Pero es que se cree que esto es un juego y que yo puedo hacer lo que me da la gana sin un coste polÃtico?
¿Esta es su carta de presentación para iniciar una nueva ronda de contactos para recabar apoyos y convocar una nueva sesión de investidura? Lo primero que le van a decir es que rompa su alianza con esta ultraizquierda amiga de los etarras, y después nos sentamos a hablar de algo parecido a desbloquear una situación de bloqueo institucional en España que usted, Pedro Sánchez, ha provocado.
Si Pedro Sánchez sabe que esta es una lÃnea roja que ni PP ni Ciudadanos están dispuestos a traspasar, ¿por qué se lo pasa por el forro? Pues por una razón muy simple, porque su voluntad de acordar algo parecido a unos pactos de Estado es nula, porque lo suyo es que yo, “el Rey Sol” de la polÃtica, tengo que ser presidente porque yo lo valgo.
Mal empezamos este agosto polÃtico que será, una vez más, un teatro, una farsa, una engañifa a todos los españoles, que puede desembocar, y yo ya no sé si es lo mejor, en la repetición de las elecciones generales.
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