Mañana se desvelará la gran incognita: ¿fin de la enloquecida aventura polÃtica de Pedro Sánchez o huida hacia adelante?
Los pasillos del Congreso de los Diputados han sido esta semana un hervidero de rumores, de cabales, sobre lo que bulle en la cabeza del presidente del Gobierno. Hay versiones para todos los gustos. Desde la fecha del 28 de abril que deslizó el ministro Abalos en los corrillos de periodistas, hasta la del Partido Popular que no termina de ver que Sánchez se baje del Falcon tan facilmente.
Realmente, nadie sabe nada, solo Sánchez ,y a lo sumo su lugarteniente Carmen Calvo. La vicepresidenta a la que ayer por la noche le dieron el primer time en el Telediario de las nueve de la noche para que lanzara su soflama polÃtica, que más parecÃa el canto del cisne.
La apuesta de los polÃticos es que resistirá, y asà lo sostenÃa un exministro de Rajoy; mientras que los periodistas aplicaban la lógica, en el sentido de que sin presupuestos no se puede gobernar.
El argumento de la clase polÃtica para afirmar que resistirá es que, como no va a poder hacer nada, solo se va a dedicar a tomar medidas ideológicas, de carácter social, como la eutanasia, la ley LGTBi, la de los menores transexuales, y todo aquello que le puede dar votos. SerÃa su último intento de remontar el vuelo, una jugada similar a la que le llevó de nuevo a la SecretarÃa General del PSOE.
Todas estas teorÃas se terminarán mañana, después del Consejo de Ministros, cuando Sánchez ponga fin a la rumorologÃa. Puede optar por intentar lo que ahora mismo es casi imposible, según las encuestas reales, no las del CIS de Tezanos, como es conseguir una mayorÃa de izquierdas para continuar en la Moncloa. O puede seguir con su huida hacia adelante, su alocado viaje a ninguna parte, arrastrando a España a la peor de las situaciones posibles.
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