Si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tuvieran sentido de Estado, madurez polÃtica y un poquito, tan solo un poquito, de respeto por España, no hubiéramos asistido al dantesco espectáculo que se vivió ayer en el Congreso de los Diputados. Pero, ¿qué se podÃa esperar de dos inmaduros dirigentes polÃticos a los que solo les mueve la descarnada ambición por el poder y el desprecio absoluto a los ciudadanos?
Si Pedro Sánchez se creÃa que lo iban a investir presidente porque sÃ, estaba muy equivocado. Y si Pablo Iglesias pensaba que apretando las tuercas iba a conseguir doblegar al presidente en funciones, es que desconocÃa hasta que punto Sánchez es un ególatra irresponsable, que solo busca el poder por el poder.
No sé si alguna vez Sánchez se creyó que dando tres ministerios menores y una vicepresidencia iba a convencer a Iglesias, estaba muy equivocado. El lÃder de Podemos querÃa poder, y más poder, y dinerito en forma de presupuestos para aplicar unas polÃticas de ultraizquierda, que iban a ser muy perjudiciales para España.
Vamos, un Gobierno paralelo con sede en Galapagar, que iba a conducir a España al desastre, Y Pedro se negó porque él querÃa que lo apoyaran para presidente porque yo lo valgo.
Después de todo lo que se dijeron los dos ayer desde la tribuna del hemiciclo del Congreso de los Diputados, el entendimiento parece imposible y las elecciones la única solución. Sánchez quiere aniquilar a Iglesias, pero no sé yo si los dos van a terminar en la misma hoguera de las vanidades.
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