Espero que esos amagos de Pedro Sánchez ofreciendo a Podemos algún ministerio a cambio del apoyo a su investidura como presidente del Gobierno se queden en eso, en un amago.
SerÃa terrible que miembros de un partido que apoya referéndums ilegales para romper España, que cuestiona la Transición y que coquetea con formaciones polÃticas que apoyan a los terroristas de ETA, como Bildu, se sienten en la mesa del Consejo de Ministros.
SerÃa el fin, al menos de momento, de la España que hemos conocido hasta ahora, del paÃs que se reconcilió en aquella Transición ejemplar y que ahora está en peligro.
Si Pedro Sánchez tiende la mano a un Pablo Iglesias, que se encuentra en su peor momento polÃtico, le dará aliento a quién quiere romper con los consensos que permitieron la llegada de la democracia a España, y que han garantizado la estabilidad en estos últimos cuarenta años.
¿Alguien se imagina a ministros de Podemos decidiendo sobre la aplicación de un nuevo 155 en Cataluña? ¿O apoyando un presupuesto que conceda ayudas a la Iglesia Católica o a los colegios concertados? ¿O aprobando partidas para la compra de armas? Solo por poner un ejemplo.
No me creo que esta posibilidad sea cierto. Pedro Sánchez tiene al alcance de la mano conseguir la hegemonÃa de la izquierda, destrozando a Podemos, que está acorralado. Pablo Iglesias, con tal de tocar algo de poder, supongo que será capaz de plegarse a lo que sea, a algún puestecillo de segundo nivel que le dé algo de visibilidad, a cambio de ceder sus votos en la investidura. La alternativa son nuevas elecciones, y entonces su derrumbe será mayor.
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