Felipe VI pronunció ayer el discurso más importante de su corto reinado. Y lo hizo, como ya hiciera su padre en 1981, para pedir la restitución del orden constitucional en una parte de España, Cataluña, que se ha sublevado contra la legalidad vigente.
No le corresponde al Rey, que solo reina y no gobierna, tomar medidas, pero sí señalar el camino para que España siga siendo lo que es: un país unido en su diversidad.
Si el Rey no hubiera ayer salido a hablar a los españoles, su figura se hubiera ido deteriorado mientras un grupo de secesionistas humilla al resto de los españoles. Su presencia era necesaria si quería seguir ganándose el respeto de los ciudadanos, que ya se preguntaban ¿dónde está el Rey?
Felipe VI estuvo ayer dónde tenía que estar, junto a los españoles que se sienten desamparados y que asisten perplejos cómo se acosan a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cómo a un irresponsable líder socialista, Pedro Sánchez, no se le ocurre otra cosa que pedir la reprobación de la vicepresidenta del Gobierno en vez de arremeter contra los secesionistas, cómo se pisotea la bandera de España y cómo los líderes de esta rebelión campan a sus anchas sin que nadie les aplique la Ley.
El Rey lo dijo muy claro: “Es responsabilidad del Estado asegurar el orden constitucional”. Pues eso, apliquen el artículo 155, ya!!!!
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