María Dolores de Cospedal se paseaba ayer, “tranquila”, relajada y con una media sonrisa, por el Senado, donde presidió la reunión del Grupo Popular y respondió a una pregunta en la sesión de control al Gobierno. Una serenidad propia de quien sabe que va a seguir ocupando la Secretaría General del PP y de que le ha colado un gol por la escuadra a aquellos que, según sus palabras, “van a criticar siempre”. Sin nombrarlos, quizás se refería al sector que lidera la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
La ministra de Defensa se sabe fuerte y ganadora de esta partida política que se ha librado en el seno del PP para intentar apartarla del puesto de mando de Génova. Esta vez sí ha ganado, después de perder algunas veces, y de haber sabido retroceder para lanzar, ahora sí, esta ofensiva ganadora.
Quizás tenga que afrontar en el futuro otras derrotas, pero esta batalla, la de seguir controlando el partido cuando haya que gestionar la sucesión de Mariano Rajoy, se ha decantado a su favor.
No habrá sorpresas a lo que a ella se refiere en el Congreso Nacional del PP, que se celebrará de viernes a domingo en Madrid. “¿Alguien puede pensar que aceptó ser ministra de Defensa sin tener amarrada la Secretaría General?”, se preguntaba ayer un dirigente cercano a Cospedal. Esta claro que no.
Aceptó ser ministra siempre y cuando pudiera seguir al mando del PP. Si alguien lo duda, es que no la conoce.
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