Paloma Cervilla el 15 oct, 2010 Así es como ha estado durante estas últimas semanas el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ante el PNV: de rodillas, implorando oxígeno para llegar al 2012 y prolongar la agonía de España. Al final ha conseguido lo que quería, aire, mucho aire para poder aprobar los presupuestos de 2011. Ha claudicado y se ha rendido ofreciendo un espectáculo tan ridículo, rayando en el esperpento, como ha sido aceptar incluso que, a cambio del voto de los diputados vascos, cambien el nombre de las provincias vascas. A partir de ahora, tomen nota, hay que hablar de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. Pero lo peor no es esta claudicación, que ya es bastante, sino que el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, se ha jactado públicamente esta tarde de decir que con esta negociación han conseguido más que en los últimos treinta años. Zapatero, por lo menos, podría haber pactado también que evitaran la humillación, que tampoco hace falta. Si esto se ha producido este año, que no pasará el año que viene por estas fechas, cuando con las elecciones generales a la vuelta de la esquina tenga que mendigar los votos del PNV para no tener que prolongar los presupuestos y llegar a las elecciones como un presidente ninguneado y derrotado por el Parlamento. Os invito a seguirme en Twitter: http://twitter.com/PalomaCervilla España Comentarios Paloma Cervilla el 15 oct, 2010