Visto lo visto, la aplicación “light” del artículo 155 de la Constitución en Cataluña no ha servido para nada: ni para restaurar la legalidad en esta Comunidad, ni para reforzar electoralmente al Partido Popular, más bien todo lo contrario.
Cataluña sigue sumida en el caos y vuelve al mismo punto de partida, con un previsible presidente fuera de la legalidad, que amenaza con volver a impulsar el proceso independentista y desafiar nuevamente al Estado de Derecho.
Y al Gobierno de Rajoy no le ha ido mejor. Temeroso de no conseguir una unidad política se dejó llevar por un Pedro Sánchez y Albert Rivera, PSOE y Ciudadanos, que no querían la aplicación del 155.
Recordemos las palabras de Toni Cantó, diputado de Ciudadanos, afirmando que no se podían “matar moscas a cañonazos“. Y aplicó una versión reducida de este artículo que, como le pidió Sánchez, no contemplaba ni el control de la TV 3, que era fundamental, ni de la Educación.
Por no ser valiente ha pasado lo que ha pasado, que los independentistas se han reído de todo el mundo, y Ciudadanos ha sabido sacar rédito político de esta situación y se dispara en las encuestas como el partido que ha plantado cara a los secesionistas frente a un acomplejado Rajoy. Cuando la realidad es que Ciudadanos se opuso a la aplicación del 155.
Pues llegado a este punto, sin nada que perder porque Rajoy, su Gobierno y el PP están en caída libre, al presidente no le queda otra que aplicar un 155 duro, con el control de los medios de comunicación, la Educación, y todo lo que sea. Sin complejos, sin ataduras políticos de ningún tipo y sin ambigüedades. Los tiempos de las medias tintas ya se han terminado.
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