La caÃda a los infiernos del exministro de EconomÃa, Rodrigo Rato, uno de los polÃticos más valorados en este paÃs hasta que se descubrió su pasión por el dinero, no ha debido sorprender a uno de los dirigentes más veteranos del PP, que ha ocupado importantes cargos en los gobiernos de Aznar y Rajoy. No todo el mundo tenÃa la altÃsima estima que se le suponÃa al que fue el artÃfice, dicen, del “milagro económico español”.
Algunos, allá por el año 2008, ya hacÃan análisis sobre la verdadera personalidad de Rato, muy alejados de la tesis oficial. En ese tiempo nadie osaba hablar mal de Rato y , si lo hubiera hecho públicamente, los habrÃan tomado por locos. Pero, en este caso, el tiempo ha terminado por darle la razón.
Recuerdo perfectamente algunas de las conversaciones que mantuve con este altÃsimo cargo popular. Lo que me decÃa, he de reconocerlo hoy,  lo achaqué a las no demasiadas buenas relaciones que tenÃan ambos polÃticos, pero en el fondo siempre me quedó la duda de que quizás tenÃa algo de razón. Ayer, cuando và salir a Rato detenido de su domicilio, no tuve ninguna duda de que el análisis de entonces tenÃa mucho de verdad.
Aquà os dejo dos extractos de esta charla por si os pueden ilustrar para entender la situación en la que se encuentra hoy Rodrigo Rato:
“Rato es un bluff, y quizás con el tiempo se demostrará. No es economista, sino abogado, no tiene grandes conocimiento de economÃa y no es tan listo como la gente se cree, pero sà ha tenido un equipo muy potente (¡qué curioso que Luis de Guindos y Cristóbal Montoro fueron sus secretarios de Estado!) que le hizo el trabajo, pero al final parece que solo es mérito suyo”.
“Se fue del FMI porque se dio cuenta de que sus subordinados, premios nóbeles y expertos mundiales en economÃa, sabÃan más que él y eso no lo podÃa soportar. Allà no era nadie. Tiene una gran ambición y se siente muy superior a los demás“.
Rato, por su soberbia, dejó muchos cadáveres en el camino y hoy pueden que se hayan levantado aprovechando algunos errores cometidos en la gestión financiera de su dinero, que la Justicia tendrá que demostrar. En esta historia parece que hay, además, un componente de lucha polÃtica y de enfrentamientos personales. Un apasionante relato de vendettas polÃticas de otros tiempos, a las que Rato ha dado pie al cometer supuestas ilegalidades, quizás empujado, como dicen algunos, por su obsesión por el dinero.
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