En el post de la semana pasada, «Cómo dejar de hacerse la fuerte de la familia» aprendimos las pautas básicas que nos pueden ayudar a aprender a no asumir eso que te obliga a ocuparte de responsabilidades que no te tocan, a renunciar a tiempo personal, profesional, a tener que disimular emociones, esconder tus ganas de llorar, a no ser impulsiva y mandar todo al garete cuando estabas agotada. Hoy profundizamos en uno de los puntos: delegar. ¿Cómo podemos delegar correctamente? Estas son las 7 claves para empezar:
- 1. Haz primero una lista detallada que contenga: «¿qué?» y «¿a quién?». Elige qué podrían hacer los demás que te descargarse de tantas tareas.
- 2. Habla personalmente con cada uno. Explica el motivo por el que vas a delegar esa tarea a partir de ahora, pero no lo hagas en modo reproche ni en un tono enfadado.
- 3. Explica cómo puedes sentirte si la persona colabora contigo con frases como: «Si pudieras, por favor, ocuparte, de vaciar cada día el lavavajillas, yo podría dedicar ese tiempo a tomarme unos minutos de meditación y me sentiría más serena y relajada».
- 4. Explica los criterios que necesitas para realizar esa actividad: horario, formas de hacerlo, cosas útiles…
- 5. Si se equivocan al principio o se olvidan hacerlo, es normal. No te enfades pensando que los demás son egoístas y que no están colaborando. Cambiar nos cuesta a todos, sobre todo cuando las motivaciones son de otros y no propias.
- 6. Agradece siempre. Aunque creas que es su responsabilidad hacerlo, agradecer la colaboración siempre hace que el otro se sienta bien.
- 7. Ten paciencia. Es complicado que uno cambie de hábitos. Repita las instrucciones cuando se olviden de hacer esa tarea desde un tono educado, sereno y paciente.
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