Sergio Rodríguez fue elegido mejor jugador de la Euroliga en 2014. Eran días de rosas para él, pieza clave en el Real Madrid campeón de todo al que llegó en 2010 tras una etapa gris en la NBA. Después de hartarse de ganar títulos como jugador blanco, el canario decidió darse otra oportunidad en la NBA aceptando un año de contrato con los Sixers a la espera de una oferta mejor en 2017 para continuar su carrera entre los mejores. Un camino que se ha truncado por culpa de una lesión que le ha relegado al banquillo y que amenaza con complicar su futuro en la mejor liga del mundo.
La oferta de lo Sixers convenció al «Chacho» el pasado verano. Tras haber dicho que no a un ofrecimiento de los Nets, la llamada de Colangelo (director general de los Sixers) y los casi 7 millones de dólares que le puso sobre la mesa le hicieron dejar el Real Madrid y poner rumbo a la NBA. Una decisión arriesgada, porque suponía dejar atrás la seguridad de un equipo campeón para lanzarse en brazos de la incertidumbre.
En la hoja de ruta de Sergio Rodríguez estaba cuajar una buena campaña en un equipo mediocre como los Sixers para seducir al resto de franquicias antes de un verano en el que se aumentará el límite salarial y los contratos serán mucho más altos. La madurez que su juego había alcanzado en Europa era una garantía para su regreso a la NBA y así lo entendía Colangelo, que le dio la manija del cinco titular a pesar de que el rendimiento del equipo en pretemporada fue muy irregular.
El primer tramo de la temporada no fue mal para el base español, cuyos números estaban cerca de lo esperado, con casi 10 puntos y 7 asistencias en poco más de 26 minutos de juego. Nada espectacular, pero más que aceptable para el base titular de un equipo llamado a acumular más derrotas que victorias.
El punto de inflexión de Sergio Rodríguez llegó antes de Nochevieja. Un esguince de tobillo le apartó de las canchas durante una semana y abrió las puertas de la titularidad a TJ McConell. El base suplente hasta entonces supo brillar en ausencia del español y desde ese momento ya no ha habido marcha atrás. Brett Brown no ha devuelto los galones al canario, que ha ido perdiendo protagonismo hasta acumular unos números paupérrimos -5 puntos y 3 asistencias- que ponen en peligro su pervivencia en la NBA.
En la última semana, el «Chacho» ha perdido su sitio incluso como base suplente en algunos partidos, lo que sumado a la recuperación de Ben Simmons (el base estrella fichado en el último draft) acrecienta las dudas y abre la posibilidad de un traspaso que, visto lo visto, sería lo mejor para él. Varias franquicias estarían interesadas en contar con el español, aunque pocas estarían dispuestas a ofrecerle un lugar principal en la manija del equipo. Eso complica el plan de Rodríguez para hacerse un hueco en la NBA 2017/18.
Con calidad de sobra para brillar entre los mejores, la falta de confianza ha golpeado al español en estos primeros meses en los que nunca ha encontrado su ritmo y solo ha mostrado chispazos de su genialidad. Rodríguez tiene ante sí una encrucijada cuya única solución pasa por la cancha. Es ahí donde debe demostrar su valía.
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