Antes de comenzar su carrera en la NBA, todos los «rookies» reciben un curso de formación de obligado cumplimiento. Allí les explican los peligros de su nueva vida. De cómo tratar con las grandes sumas de dinero que van a comenzar a ganar, de los problemas que acechan, de cómo tratar con la prensa… Un curso de buenas maneras que busca evitar situaciones desagradables para la liga y para los propios jugadores.
Lamar Odom, veterano ya de la NBA, es de la vieja escuela. Jugadores que aprendieron a vivir con lo que les venía encima sin más ayuda que la del entorno. En su caso, como publicaba estos días TMZ, el asunto se le ha ido de las manos después de que su esposa, Khloe Kardashian, le mandara poco menos que a la mierda por su adicción al crack. Desde ese momento, nadie tiene noticias de Odom, desaparecido desde hace 72 horas y al que muchos de sus compañeros tratan de encontrar sin éxito.
Odom, que desde que dejó los Lakers no ha vuelto a encontrar el rumbo a su carrera deportiva, tiene en vilo ahora a toda la opinión pública norteamericana. Esta no es la primera vez que salen a la luz los problemas de Odom con las drogas. La NBA ya tuvo que suspenderle en 2001 por consumo de marihuana. Parece que el que fuera alero estrella de Los Ángeles Lakers, con los que consiguió dos anillos de campeón, atraviesa por sus horas más bajas.
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