La primera visita del Real Madrid a Tel Aviv significó todo un acontecimiento para Israel. El país venía de unos meses complicados tras la Guerra de los Seis Días y la llegada del Campeón de Europa, la primera de lo que se convirtió en una larga saga de enfrentamientos, fue seguida con mucha expectación. El equipo, según recuerda Emiliano para ABC, fue recibido por las más altas instancias de Israel, un “país donde las relaciones no eran cómodas en el aspecto político y deportivo en aquel entonces, pero que luego se convertirían al Maccabi en uno de los equipos más temibles de Europa”, recuerda el que fuera mítico jugador del Real Madrid.
Aquel primer partido del equipo blanco en Tel Aviv coincidió con la fase final de la Copa de Europa de 1968. El Madrid había ganado por diez puntos en la antigua Ciudad Deportiva y necesitaba perder por menos de esa renta para dejar casi asegurado su pase a la siguiente ronda. Comandados por Pedro Ferrándiz, los jugadores pisaron por primera vez la pista del Yad Eliyahu, la Mano de Elías, la cancha recién inaugurada cinco años antes por las autoridades israelíes y que hoy en día, 50 años después, es una de las más importantes de Europa.
Otro de los integrantes de esa expedición blanca, Carlos Sevillano, recuerda que viajaron con mucho temor hasta allí, porque Israel vivía una situación postbélica que “obligó incluso a pedir una tregua para que se jugara el encuentro”.
El ambiente dentro de la cancha fue muy diferente al que les habían dispensado fuera. “Hostil sí, pero muy respetuoso”, coinciden los dos. “Había mucha gente en las gradas de una cancha que entonces era al descubierto, algo muy normal en esa época. El griterío era insoportable, con mucha pasión. Creo recordar que el ambiente no era hostil deportivamente hablando, sino que la tensión de la guerra estaba en el ambiente. Pero fueron muy respetuosos y mantenemos una relación extraordinaria”, puntualiza Emiliano, cuyos recuerdos de esa primera visita están aún muy vivos.
Los sentimientos exacerbados de la previa, se intensificaron más con el paso de los minutos. El marcador llegó ajustado al último minuto (75-74) con dos tiros libres a favor del Real Madrid, al que el resultado hasta ese momento le iba bien. De hecho, ambos equipos llevaban varios minutos jugando al ratón y el gato, eludiendo la canasta para forzar la prórroga unos (el Maccabi) y evitarla otros (el Madrid).
“Ferrándiz me pidió que tirara a fallar”, señala Sevillano. “Teníamos que perder el partido sí o sí, porque si íbamos a la prórroga podían remontarnos los diez puntos de diferencia y no queríamos. Fallé el primero y metí el segundo sin querer. Esa temporada tenía un acierto muy alto y no era fácil errar. Me comí una buena bronca en el tiempo muerto posterior… y además tuvimos que jugar la prórroga”.
Al final, el Real Madrid terminó perdiendo ese partido por ocho puntos 96-88 y se clasificó para semifinales de una Copa que ganó en Lyon al Sparta de Brno… con Sevillano escayolado, ya que tan solo unos días después de volver de Tel Aviv, en un duelo con el Juventud, se rompió el tendón rotuliano y su carrera se fue al garete. “Podríamos decir que aquel fue mi último gran partido a nivel profesional, porque luego, aunque volví, ya nunca fui el mismo y tuve que retirarme. Quizá por eso es un partido especial para mí”, recuerda con cierta nostalgia. Un partido en el que nadie quería meter canasta.
Hoy, 45 años después, el Real Madrid vuelve a visitar Tel Aviv. El remozado pabellón, ahora llamado Nokia Arena, pondrá a prueba la madurez de un grupo que está llamado a retomar la senda de triunfos históricos del club blanco. Jugadores jóvenes que hace dos años cayeron en su regreso a una Final Four con el Maccabi y que esta noche (20.05 horas, Teledeporte y ABC.es) podrían sellar su billete para la de este año en Londres, pero esta vez, como máximos favoritos al título. Ahí seguro, que sí que quieren meter canastas.
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