Hace un año, Rudy Fernández y su entorno se cansaron de decir que quería salir de Portland. Tras una temporada de altibajos en los Blazers, la estrategia ha cambiado y es justo ahora cuando parece tener pie y medio fuera de Oregón.
Rudy Fernández acabó la temporada 2010 pidiendo un cambio de aires. Su agente americano exigió un traspaso, pero Rich Cho hizo oídos sordos. El propio jugaor reiteró el deseo nada más volver a Portland, en el training camp, y eso le costó una nueva multa de la NBA. Una conversación con McMillan le convenció para trabajar y ganarse un puesto, algo que consiguió, alternando buenas actuaciones con otras menos brillantes. Su balance de la temporada, sin ser malo, no ha dejado del todo contento al balear, al que ya solo le resta un año de contrato con la franquicia de Oregon. Pues bien, justo cuando parecía que Rudy había superado sus problemas de adaptación a Portland y que había encontrado la sintonía con McMillan es cuando su salida del equipo está más próxima.
Las palabras del técnico tras se eliminado de los play offs dejan la puerta abierta para un traspaso. “Hay un montón de preguntas que tienen que ser respondidas. La primera de todas es el equilibrio de la plantilla. La combinación que tenemos en el puesto de escolta, con Wesley (Matthews), Rudy (Fernández) y Brandon (Roy), es una combinación que… realmente… no hay forma de que podamos jugar con los tres”, reconoció McMillan, que deberá decidir si prescinde de Matthews o de Rudy.
Pero esa no es la única señal que coloca a Rudy en un posible traspaso. Recientemente, los Blazers se han interesado en el alero de la Universidad de Brigham Young, Jimmer Fredette. Una de las sensaciones del último March Madness es también uno de los jugadores más cotizados para el próximo draft. Su fina muñeca le confiere un lanzamiento letal desde largas distancias, algo que los Blazers han echado de menos durante la temporada. Si finalmente, los Blazers se deciden por elegir un escolta en el draft, el asunto estará claro y Rudy podrá empezar a pensar en un cambio de aires. Eso sí, de elegir, nada de nada. Aunque, visto lo visto, cualquier cambio tiene que ser a mejor.
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