Durante todo el año que ya se acaba, Ámsterdam ha celebrado diferentes actos conmemorativos del 400 aniversario de la construcción de su primer canal. Al Singel le siguieron otros muchos hasta completar los 160 que hay en uso en la actualidad, atravesados por más de 1.700 puentes y que conforman una red navegable de unos 100 km.
El broche de lujo de esas celebraciones es el Amsterdam Light Festival, que se inaugura mañana, 6 de diciembre, y que durará hasta el 19 de enero. Cuarenta y cinco días en los que la luz será la protagonista durante buena parte del crepúsculo y la noche amsterdanesas. Proyecciones, instalaciones y montajes visuales aparecerán sobre los canales más céntricos y sobre el río Amstel, impregnando a esos paisajes urbanos de por sí bellos con los colores de la paleta de un pintor electrónico, y siempre con el leitmotiv “Construir con la luz”.
Ya se celebró el año pasado por vez primera, a la edición de 2012 se presentaron 60 artistas. A la de este año han acudido 350, aunque un jurado internacional ha seleccionado las 30 obras de arte que participarán en el evento.
Los festivales modernos de luz empezaron en 1997 en Turín y desde entonces se han extendido por varias ciudades europeas. Sin embargo en Ámsterdam cobran un significado especial debido a la singular arquitectura de la ciudad en torno a sus canales, lo que le confiere un especial tono onírico, especialmente si se contempla desde alguna embarcación.
De entre todas las obras presentadas este año, quizás las tres más significativas sean “Reflejos” (Reflections), un montaje de la artista austriaca Teresa Mar que proyecta una serie de imágenes sobre la fachada de 100 metros lineales del Hermitage de Ámsterdam, sucursal del museo homónimo de San Petesburgo. (Foto que abre estas notas)
Una “Torre Temporal” (Temporal Tower) en forma de escultura de luz, del diseñador norteamericano afincado en Ámsterdam Todd van Hulzen, que rinde homenaje a las torres-reloj ya desaparecidas, como la del arquitecto Hendrik de Keyser, demolida a principios s. XIX.
Y la “Cúpula Ojo de Mosca” (Fly’s Eye Dome), del norteamericano Richard Buckminster Fuller (1895-1983), que sin duda atraerá la atención de todos los que pasen frente a la Estación Central.
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