Este gobierno está para hacer más pelis que la Marvel y DC Cómics juntos. Si ya vimos en el primer episodio de La Patrulla Mutante, con los superhéroes como el Doctor S y su visión mutable de los hechos; Abalezno con su cara de adamantium; y Carmen Tormento que hay que ver el que da la buena señora en cada rueda de prensa, sus presuntos amigos y aliados tienen pinta de convertirse en sus némesis en menos de lo que este Espía Mayor tarda en llegar a su biblioteca favorita frente a la que se despierta a diario. Y eso es ná y menos.
Tal vez no haya caído ninguna de las mi personas que anidan en el Doctor S en que tener como igual a quien aspira a tener más poder que tú, llamadme loco, lo sé, pero lo mismo como idea brillante, lo que se dice brillante… como que deja que desear. Pero ser el más inteligente no quiere decir ser el más listo. E imaginen cuando la primera parte de esa ecuación es tan presunta como su tesis doctoral. O como las Maestrías del Jefe de la Oposición (me refiero a Pablo Casado, que con tantos queriendo ser califa en lugar del califa, uno se lía). Que entre los hunos y los otros unamunianos, como diría mi colega de cojera el Conde de Romanones, «¡Joder, qué tropa!».
El caso es que, en esta renovada Patrulla Mutante Gubernamental, el ViceMagneto que está a la siniestra de Su Persona, nada menos que se va a convertir en uno de los que va a supervisar mi trabajo y, mucho más importante, el de los actuales miembros del CNI. Que eso sí que son los que analizan y manejan los entresijos y secretos de este Estado que vuelve a ser las Españas. Y yo, qué quieren que les diga, permítanme un poco de reparo porque no tengo claro que, habida cuenta de que fue curiosamente lo primero que pidió la primera vez que vio que podía asaltar el cielo (en vez de exigir temas sociales, culturales o de salud pública), como que, oye, me dio que reflexionar.
Viendo, además, la habilidad con que su fiel compañera ChachiMística se rodea de fieles cheerleaders y compipandis influencers que fijo serán también instagramers que recojan el timeline de su jefa para stalkeo de sus votantes (si no han entendido la mitad de lo que acaban de leer, tranquilos, que ni siquiera yo lo he hecho y soy quién lo ha escrito), pues tranquilos y que no cunda el pánico, porque dentro de nada ya seremos todos y todas más libres y podrán las niñas estudiar lo que quieran (antes se ve que sólo lo hacían los niños), y todos y todas y todes elegir cómo y a quién amar. No sé dónde viviría la mística estilita pre Harvard antes de encasoplonarse en Galapagar, pero uno que es ya de la quinta de los que vieron jugar a Amancio en el campo, para mí que eso ya pasaba. Llamadme boomer.
Y mientras tanto, como quien no lo ve ni le siente, el Rondador Rojo Diurno, que lo mismo cocina en una asequible Thermomix del pueblo y para el pueblo, que se enfrasca un contrarevolucionario chaqué, pero llevándolo como con desaliño, con desgana. Que parezca que no se ha gastado los reales en alquilarlo en Gerardo o en Guzmán, o siquiera comprado un Emidio Tucci de rebajas en el cortinglés. Que se lo puso, pero para gibar a la burguesía que no hace más que irse a urbas y dejar los barrios todo perdido de casas de apuestas (en vez de campos de futbito) con que esquilmar al proletariado porque, además de pobres, deben de ser tontos y todo lo que le pasa es por culpa de tíos que visten de negro con chistera y fuman puros, y no hacen más que neuralizarte para que siempre seas un esclavo del capitalismo. Leñes. ¡Esto suena a un crossover de esos!
Esta saga continuará con «La Patrulla Mutante contra los Hombres de Negro».
Política