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Blogs Notas del Espía Mayor por Javier Santamarta del Pozo

La Patrulla Mutante

La Patrulla Mutante
Miembros de la Patrulla Mutante según el genial Ricardo Sánchez «Risconegro»
Javier Santamarta del Pozo el

Aunque no se lo crean, hasta llegar a Espía Mayor y tintar de noble plata las canas de una barba que no he de dejar mesar salvo que no quede sino batirse, uno ha sido también joven. Y de arrapiezo ya me daba a las lecturas de Historia. ¡Cuán lógico! Pero no me hagan una imagen mía dándole al Tucídices con pantalón corto, o leyendo al mítico Herodoto con el baby de preescolar puesto. Nop. Más bien andaba yo con cosas menos sesudas como los capítulos que venían en una revista llamada Trinca, entre los que estaban mis favoritos: una historia de El Cid de un tal Antonio Hernández Palacios, que lo mismo te llevaba a la España de la Reconquista (con perdón para ambos términos), que a la guerra del Rif con La paga del soldado. Y una tontuna con que disfrutaba mucho que se llamaba Los Guerrilleros de un clásico como Joan Bernet Toledano, del que sólo he podido recuperar un tomo en la Cuesta de Moyano madrileña.

Pero las cosas del espacio y la fantasía, que siempre me impresionaron al menos desde que me quedé embobado mirando la espectacular esfera armilar de la biblioteca sanlorentina siendo más pequeño que ella, me vino de la lectura de unos cómics (lo otro eran tebeos de toda la vida) que heredé de mi hermano José Luis en formato apaisado y en blanco y negro, de un tal Flash Gordon. Fue el primer contacto con las historietas del otro lado del charco y, además, con una especie de superhéroe sin más poder que su gallardía y su ingenio. Era como el Capitán Trueno, pero con cohete. Y sin amigotes, que esto último es tan español, que hasta Cervantes tuvo que hacer volver al bueno de Quijano de su primera salida, para ya hacerle inmortal junto con el compañero de fatigas y de ínsulas, Panza.

Portada de la revista TRINCA.

Como mi querido hermano me llevaba casi una década de delantera, eso que iba aprovechando yo en lecturas de todo tipo, y por fin llegué a los auténticos superhéroes a base de DC Comics y un señor con capa con los calzoncillos rojos por fuera, y de los cuadernos de Vértice que traían a toda una panoplia de ellos de la Marvel, donde tenían la costumbre de acabar haciéndose compipandis. Desde los 4 Fantásticos a los Vengadores. Y unos cuya traducción al español no se ha mantenido en las películas, habiendo conseguido convertirlos en un grupo heterogéneo con perspectiva de género inclusivo: La Patrulla X.

Una serie de mutantes cuyos poderes variaban dependiendo de cada cuál y que son liderados por un tal profesor Xavier, de cuya X no toman su nombre grupal aunque queda a huevo imaginarlo así, sino del gen que les diferencia como mutantes. Y claro, tras estas semanas (¡o meses!) disfrutando de las ruedas de prensa de nuestra clase política en el gobierno, la verdad es que el chiste se hacía solo y hasta vergüenza me da de cómo me ha llegado botando la pelota para darle un punterazo. Porque si hubo un tiempo en que España merecía un gobierno que no les mintiera, el gen S ha logrado que lo hagan sin hacerlo. ¡Poder mutante!

Porque está clarísimo. Los miembros del gobierno, a veces lo son y a veces no. Y sus personas, acorde a su carismático Doctor S, de nombre Pedro, logran transmutarse cuánticamente en multiversos infinitos donde siempre dicen la verdad. Mutan de opinión como aparentes bellacos, pero como en cada momento no sabemos quién dice quién dónde, es imposible pillarles en franco (con requeteperdón) embuste. Cuando Carmen Tormento habla de la persona de su persona, ¿es la persona que dijo la que se refiere que lo dijo realmente? Si Abalezno relata una u otra situación en el cumplimiento de una misión para salvar a España de un incidente internacional, ¿sabemos en qué momento del espacio – tiempo ha llevado a cabo según qué cosa? Y cuando el gran Doctor S fulmina con su mirada ciclópea desde el atril de la mansión de Westchester, ¡digo!, de la Moncloa, a los gacetilleros que allí se encuentran para aludir a tal o cual sucedido, ¿cómo sabemos que su carisma no nos está deslumbrando impidiéndonos ver la realidad?

¿Habrá sido capaz otra mutante bolivariana (no de Bolivar Trusk, se entiende), pasar por los controles aduaneros sin ser vista  o confundida con un agente del orden al estilo de Mística? ¿Qué llevarían esas 40 maletas que salieron de la aeronave mutante? ¿Pesará más el adamantium, el oro, o el cemento armado de los rostros de algunos mutantes y mutantas de la novísima Patrulla S? Cuando se refieren en nombre en clave a Deadpool… ¿acaso se refieren a una piscina mortal sita, qué sé yo, en Galapagar, por decir algún sitio así, como al azar?

La verdad es que es todo un lujo contar con un gobierno de superhéroes. Espero que entre ellos no surjan rencillas, y aparezca alguien que le quiera quitar magnetismo al líder de tan increíble grupo. Un momento… Magnetismo, magnetismo… A ver si a lo mejor… ¡sí se puede!

Proximamente: ¡El Doctor S contra ViceMagneto!

 

 

 

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