José Manuel Nieves el 25 ene, 2009 La polémica sobre el Hombre de Flores no ha cesado desde que un equipo de paleontólogos descubrió en 2003, en el yacimiento indonesio de Liang Bua, los restos fósiles de un pequeño homínido (no más alto que un niño de tres o cuatro años) y con una reducida capacidad craneal. Nada más publicarse el hallazgo en Nature (en 2004), en un artículo que proclamaba una nueva especie humana (Homo floresiensis) surgieron las primeras voces discrepantes. ¿Es realmente el Hombre de Flores una variante nueva y desconocida hasta ahora del género Homo o se trata, por el contrario, de un Homo sapiens como nosotros, pero afectado por algún tipo de enanismo? Sus descubridores, con el paleontólogo australiano Richard Roberts a la cabeza, sostienen la primera hipótesis. Y en esta línea se han venido pronunciando, además, la mayoría de los estudios más recientes, elaborados sobre las características morfológicas de los restos óseos de los siete individuos hallados hasta ahora. Enfrente, profesores como Robert Martin o Teuku Jacob sostienen que el pretendido Hombre de Flores no es sino un pigmeo afectado de microcefalia. Ahora, en un artículo que aparece en Journal of Human Evolution, la antropóloga neoyorquina Karen Baab, de la Stony Brook University , afirma que los nuevos análisis realizados sobre el cráneo del “hobbit” de Flores no dejan lugar a dudas de que se trata de una forma arcaica de ser humano, y no de una versión diminuta de un hombre moderno. Se trata, pues, de un nuevo espaldarazo a la teoría de la nueva especie. Sus conclusiones se basan en una exhaustiva comparación de un cráneo de Flores con el de humanos y monos contemporáneos. “La forma del cráneo –asegura- es consistente con lo que se esperaría de un pequeño Homo arcaico. La nueva investigación se centra en la asimetría entre los hemisferios izquierdo y derecho del cráneo del Hombre de Flores, uno de los argumentos más utilizados como prueba de que se trata de un desarrollo anormal, y no de la característica de una especie nueva y diferente. Por supuesto, también Baab tiene en cuenta la asimetría, pero considera que está dentro del “rango de la normalidad” de un ancestro perfectamente sano. Además, según ella una parte de esa asimetría puede ser explicada por el propio proceso de fosilización. Una hipótesis, por otra parte, firmemente rechazada por el genetista y experto en morfología evolutiva Robert Eckhardt, que fue precisamente uno de los autores que en 2006 utilizaron la asimetría del cráneo del Hombre de Flores para adscribirlo a nuestra propia especie. Ciencia Comentarios José Manuel Nieves el 25 ene, 2009
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