El pasado 4 de marzo de 2022 los restos de un misterioso cohete se estrellaron contra la cara oculta de la Luna y dejaron un doble cráter claramente impreso en su superficie.
Descubiertos mucho tiempo antes, en el año 2015, y designados como WE0913A, esos restos pasaron largos años dando vueltas por el espacio antes de estrellarse contra nuestro satélite natural. Pero no llamaron la atención hasta el mes de enero de 2022, cuando el rastreador de desechos espaciales estadounidense Bill Gray predijo que caerían en la cara oculta de la Luna en cuestión de pocos meses. Gray también sugirió entonces que podía tratarse de la segunda etapa de un cohete Falcon 9 lanzado en 2015 por SpaceX, la empresa de Elon Musk. Pero observaciones posteriores y análisis de datos orbitales atribuyeron a esa basura espacial un origen muy diferente: se trataba de la etapa superior de un cohete chino lanzado en 2014. Algo desmentido de inmediato por las autoridades espaciales del gigante asiático.
Ahora, en un artículo recién publicado en ‘The Planetary Science Journal’, un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona ha resuelto definitivamente la duda al confirmar que el objeto que cayó en la Luna fue el cuerpo del cohete Larga Marcha 3C, lanzado en 2014 como parte de la misión china Chang’e 5-T1, diseñada para realizar pruebas para el módulo de aterrizaje lunar que le siguió.
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