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Fichados entre una multitud

Fichados entre una multitud
José Manuel Nieves el

El gobierno Federal de los Estados Unidos está poniendo a punto un sistema de vigilancia revolucionario, que en los próximos años permitirá comparar en tiempo real lo que ven varias cámaras de vídeo con las bases de datos del FBI o la Policía. El resutado será un dispositivo capaz de “escanear” multitudes enteras e identificar en ellas individuos concretos a partir únicamente de sus rostros.

El proyecto, desarrollado por el Departamento de Seguridad Interna de EE.UU (Homeland Security), responde a las siglas BOSS (Biometric Optical Surveillance System, o Sistema Óptico de Vigilancia Biométrica) y ha sido revelado por el diario The New York Times, que ha tenido acceso a documentos e investigadores relacionados con él.

Según el rotativo estadounidense, una primera versión de BOSS ya fue probada el pasado otoño, tras dos años de desarrollo. Y a pesar de que el sistema no está aún listo para su implantación, los investigadores aseguran haber realizado “avances significativos”.

Como era de esperar, la noticia ha suscitado las protestas de los defensores de la privacidad y los derechos civiles, que ven una nueva ocasión para exigir una legislación que regule y limite el uso de tales sistemas.

No es la primera vez que sucede algo parecido. Hace apenas un par de años, las autoridades estadounidenses probaron en varios aeropuertos un sistema capaz de “leer” el lenguaje corporal de los viajeros a medida que pasaban por el escáner. Sudoración, dilatación de pupila, ritmo cardíaco, gestos y expresión facial… Se trataba entonces de “adivinar” las malas intenciones de posibles malhechores y terroristas y de intervenir antes de que pudieran poner en práctica sus planes.

Pero esto es diferente. El sistema Boss, de hecho, no es capaz de distinguir entre “buenos” y “malos” y se limita a reconocer e identificar rostros en una multitud, ya sean de culpables o de inocentes.

Las autoridades estadounidenses llevan más de una década intentando desarrollar un sistema que les permita identificar los rostros de las personas presentes en un evento multitudinario y cruzarlos con una eventual lista de sospechosos.

Boss resultaría muy eficaz en la búsqueda de terroristas o de individuos potencialmente peligrosos que intentaran confundirse entre, por ejemplo, los miles de asistentes a un desfile presidencial. O de criminales que se ocultaran en las gradas de un estadio abarrotado. En el reciente atentado de la Maratón de Boston, la Policía identíficó a los sospechosos a partir de distintas grabaciones de vídeo…

Desde hace ya varios años existe una tecnología que permite llevar a cabo este tipo de identificaciones a partir de fotos fijas. Pero cuando se trata de vídeos, y en tiempo real, las cosas cambian por completo. En efecto, incluso con los potentes ordenadores actuales, existen numerosos obstáculos técnicos a la hora de escanear multitudes a distancia. Entre ellos, la enorme potencia de procesamiento necesaria para efectuar todas las operaciones en tiempo real. Las pruebas llevadas a cabo hasta el momento no han conseguido un escaneo lo suficientemente rápido y fluido.

En origen, el proyecto BOSS nació en el ámbito militar y sus obetivos eran bien distintos. Se trataba de ayudar a las tropas destinadas en Iraq y Afganistán a identificar a potenciales comandos suicidas cargados de explosivos. Pero en 2010 la investigación (y los presupuestos) del proyecto fueron transferidos al Departamento de Homeland Security, que se ocupa de la seguridad dentro de las fronteras de los Estados Unidos.

Desde entonces, se han invertido ya más de cinco millones de dólares en el sistema BOSS. Y el gobierno sigue empeñado en que se perfeccione, algo que podría suceder en un plazo de cinco años. Por ahora, los sistemas de reconocimiento facial funcionan bien sobre fotos de primer plano y buena calidad (como por ejemplo las del pasaporte) pero la vigilancia de masas humanas a distancia, con constantes cambios de posición de cada cara, condiciones de luz, sombras, etc. es algo que está aún fuera del alcance del sistema.

Para solucionarlo, los investigadores del programa están tratando de generar con las cámaras de vídeo una maor cantidad de información para que pueda ser coeada por los ordenadores. El sistema Boss consiste en dos torres sobre las que se han instalado cámaras de vídeo con sensores infrarrojos y de distancia. Esas cámaras pueden tomar imágenes de un mismo sujeto desde diferentes ángulos.

Después, el ordenador procesa esas imágenes, construye un rostro en 3D a partir de todos los datos recogidos (como por ejemplo la distancia entre los ojos, o de la nariz y la boca) y lo compara con las fotos de caras almacenadas en una base de datos. El objetivo, según Ed Tivol, investigador de la empresa contratista del proyecto Electronic Warfare Associates, es conseguir coincidencias con entre un 80 y un 90 por ciento de certeza y desde una distancia de cien metros, “algo que no se ha conseguido hasta ahora”.

Por el momento no se ha logrado ir más allá del 60-70% de efectividad en los reconocimientos, que además tardan aún demasiado tiempo como para resultar útiles en el campo de la seguridad. “Al principio -explica Tivol- el sistema tardaba entre seis y ocho minutos en procesar las imágenes. Ahora tarda menos de 30 segundos”.

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