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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

Vuelven The Sonics cincuenta años después

Vuelven The Sonics cincuenta años después
Álvaro Alonso el

Fue el 31 de marzo cuando oficialmente salió a la venta el nuevo larga duración de The Sonics, This is the Sonics, el tercer álbum oficial del grupo en casi cincuenta años que ha contado con la producción de Jim Diamond. Los cinco jóvenes que revolucionaron, tal como suena, el rock & roll a mitad de los años sesenta, vuelven a la carga con un adelanto que hace honor a su leyenda de rock & roll literalmente frenético.

Al menos veinte grandes canciones de los Sonics fueron firmadas por Gerrie Goslie, el cantante, compositor y Wurlie/Vox de este quinteto único que vuelve a la carga medio siglo después con tan sólo dos bajas en la formación titular. Queda Gerry Goslie, Rob Lind, culpable del sonido negroide de la banda gracias a su saxo desafinado y herrumbroso y Larry Parypa a la guitarra. Quedan fuera el hermano de Larry, Andy Parypa, bajista y guitarrista y uno de los actores principales de la formación original, y el batería Bob Bennet. Serán sustituidos por otro legendario del sonido garage y miembro de los Kingsmen, otros que grabaron el “Louie Louie”, Freddie Dennis, y Dusty Watson, acompañante del grupo de Dick Dale, el rey de la guitarra surf que los más recordarán por escenas impactantes de alguna película de Tarantino.

Han pasado 48 largos años desde su último trabajo oficial. Un caso raro el de este grupo de Tacoma que brilló por encima del resto en la explosión de bandas de garage que recorrió de costa a costa Norteamérica a mediados de los sesenta. Las recopilaciones Nuggets, entre otras, hicieron el esfuerzo de recopilar la miríada de bandas de adolescentes que se encerraban a correrse sus juergas en los garajes arquitectónicamente idénticos de los sesenta para hacer fiestas clónicas donde el salvajismo y la falta de prejuicios sirvió para liberar a una juventud que colocaba en el tocadiscos el rock and roll más negroide (entonces r & b) de Chuck Berry, Esquerita, Screamin´Jay Hawkins, Bo Diddley o Little Richard y grupos instrumentales del estado de Washington como los Frantics. Además, los Sonics contaban con una banda de Seattle llamada los Wailers que fueron fuente de inspiración y compañeros de viaje en el sello Etiquette.

Tal explosión se produzco como resultado de la aparición en escena de los Beatles, cuya gira americana a partir de febrero de 1964 entró en los hogares de los más recónditos lugares de América transformando las relaciones de los jóvenes con su tiempo libre. Los Sonics no fueron los únicos, ahí está el desdichado caso de los Remains, el fantástico grupo elegido para hacer de teloneros de los Beatles en su gira y cuya carrera quedó aplastada literalmente por el carisma de los de Liverpool. Y muchos más, cientos, algunos memorables, otros solo para fanáticos que siguen comprando raros singles de la época del garage a precios desorbitados. Pocos sobrevivieron a unas pocas grabaciones. Lo mismo ocurrió con los Sonics, en gran medida por el inconveniente de cumplir el servicio militar o continuar con los estudios. Casi ninguno de estos grupos pensaban en dedicarse por entero a la música y apenas si había músicos profesionales o con una sólida formación, salvo contadas excepciones.

Pero los Sonics tenían algo que el resto no alcanzaba. Da la sensación al escuchar las canciones de Gerrrie Goslie que el techo del estudio de grabación va a caer sobre sus cabezas. Tal es la crudeza del sonido que conseguían. Una vibración que te hace moverte de manera irresistible como movido por un resorte.

Los Sonics duraron muy poco, desde su aparición en la costa noroeste del Pacífico hasta su desaparición en 1967. Su mercado se circunscribió a lugares tan inciertos para el negocio musical como Orlando o Pittsburgh. Su música, desde el primer “The Witch” firmado por Goslie en 1964 sonaba frenético. El pastel de las grabaciones de los Sonics se lo repartieron dos sellos, Etiquette y luego Jerden en 1966 con Introducing the Sonics, un álbum fantasma que es hoy pieza de coleccionista. Etiquette editaría en 1966 Here are The Sonics y unos meses más tarde Boom. En 1965 editaron sus dos primeros singles incluyendo una versión del “Louie Louie”. Los habían grabado en unos paupérrimos estudios en Tacoma, los Wiley/Griffith Studios, que tenían las paredes forradas de cartones de huevos. Decidieron quitarlo para que el sonido se grabara al desnudo.

Que los Sonics vuelvan a los escenarios casi cincuenta años después, es para replantearse ciertas cosas. Historia viva del rock & roll. Y este próximo sábado los podremos tocar y sudar en Madrid, en el Teatro Barceló de Madrid. Quien se lo pierda…

 

 

 

 

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