Leonard Bernstein no consideraba a Brian Wilson, el genio compositor de The Beach Boys, un músico de pop sin más, sino un fenómeno nuevo, capaz de abrir nuevas vías en la música del siglo XX. Esto contrasta con que The Beach Boys fueron desde el principio muy comerciales. Las melodías vocales de sus primeros discos recogían la herencia de los llamados dreamers, cantantes de los cincuenta dedicados al público adolescente, junto a la estructura de las canciones de Chuck Berry que seguían al pie de la letra como si se tratara del catecismo. Es fácil detectarlo en canciones como “Surfin´ USA” o ” I Get Around”.
Pero algo sucedió entre 1964 y 1965, año de publicación de Pet sounds, disco con el que The Beach Boys pasaron a convertirse en un grupo de una complejidad endiablada bajo un velo de aparente simplicidad. La mente de Brian Wilson comenzó a disparar lava incandescente como un volcán en erupción. Las canciones estaban ya completas en su cabeza, un entramado de elementos superpuestos cuyo estricto orden solamente él conocía.
En Pet Sounds se encuentra una de las dos canciones que enviaremos al espacio de The Beach Boys. Se trata de “Wouldn´t it be nice”, la canción que abre el disco. Cuando uno la escucha entiende el furioso ataque emprendido por otro de los genios de la época, Phil Spector, quien intentó -haciendo gala de su arrogante carácter- menospreciar la habilidad de Brian Wilson en el estudio de grabación. Si Phil Spector había “patentado” el denominado wall of sound, un muro de sonido de grabación monoaural que arremetía frontalmente en el espacio con la brutalidad de un toro de Mihura, Brian Wilson se aprovechaba del multipistas para elaborar “sinfonías en miniatura”, pequeñas obras maestras para llevar en el bolsillo.
“Wouldn´t it be nice” recuerda mucho en su base a “Da Doo Ron Ron” una de esas canciones cantada por La La Brooks y el grupo vocal femenino The Crystals y firmada por Spector/Greenwich/Barry para ser grabada en marzo de 1963 en los Gold Star Studios de Los Angeles con los arreglos de Jack Nitzsche para el sello Philles Records de Phil Spector. Si Phil, una vez terminada la grabación, le dijo a Sonny Bono que el resultado había sido oro puro, al escuchar dos años después lo que había obtenido en “Wouldn´t it be nice” su competidor Brian Wilson, el mundo no pudo dejar de venírsele abajo.
“Wouldn´t it be nice” tiene, además, el encanto añadido de tratar a la inversa el síndrome de Peter Pan o dicho con palabras del propio Brian: “la frustración de tener que esperar”. Si éste no quería crecer para seguir eternamente siendo un niño, Brian Wilson plantea lo contrario y a la vez lo más común: la ansiedad de los niños, rodeados de un mundo adulto, porque les llegue a ellos el momento de poder crecer y casarse y estar junto a su chica, levantarse con ella y poder verla antes de dormir. Que cada beso sea interminable. ¿No sería bonito?
Cuando unos meses después y durante un largo y costoso proceso de grabación The Beach Boys publicaban de manera separada como single “Good Vibrations”, su obra maestra, a Phil Spector no le quedaban ya pelos en la cabeza de los que desprenderse. Entre los instrumentos se incluía un theremin eléctrico y un cello, creando una atmósfera que no parecía ya vagar por nuestro mundo sino adentrarse en el espacio exterior. Brian Wilson dirige, atiende, organiza a los músicos, acompaña al ingeniero de sonido y ríe con los ojos cerrados mientras canta con sus hermanos en la grabación de estas “buenas vibraciones”. Tal vez sea la de Brian Wilson la mejor cara que podamos enviar a quienes puedan escucharnos más allá del Sistema Solar.
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