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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

Rosendo, leño tierno

Rosendo, leño tierno
Álvaro Alonso el

Es un gusto oír a Josele Santiago, líder del grupo Los Enemigos, confesar que él de chavalín llevaba «con mucho orgullo ser de Madrid, y “de los de Leño”. Eso era fundamental y a partir de ahí, lo que fuera».

Comoquiera que coincidimos varias veces en El Marcelino —el bar de enfrente de la Vía Láctea— cuando llevaba las mismas camisas de cuadros que ahora, cosa de mérito teniendo en cuenta que han pasado más de treinta años, puedo aseverar que la admiración de Josele por Rosendo es sincera. A Josele le gustaba todo lo que fuera rock and roll, más crudo que cocido. En especial el estilo de los británicos Dr. Feelgood. Lo de Wilko Johnson debe tenerlo triste, como a tantos amantes del rock. Aunque su entereza y su vitalismo pueda valer como ejemplo a cualquiera.

A la guitarra podría considerarse a Josele Santiago, sin exagerar, el Clapton hispano. No me pregunten porqué, pero no es el blues un estilo que haya contado con grandes creadores aquí en España en las últimas décadas. De hecho las mejores incursiones en el blues vinieron de la mano del componente de Veneno y posteriormente Pata Negra, Raimundo Amador. El otro guitarrista en esto del blues hispano que puede hacerle sombra a Josele es Hendrik Röver, líder de Los Deltonos. El grupo cántabro sigue grabando blues desde su retiro del mundanal ruido en Muriedas.

Recuerdos de una noche de verano. En una hamburguesería de la plaza de Italia, respirando entre humos el olor a salitre del Sardinero, coreamos el “Louie Louie” de los Kingsmen.Cuando me hice paso para entrar me quedé perplejo. Lo que estaba sonando era en realidad una canción de Leño. Extraño espejismo que me abrió los ojos sobre las canciones de Rosendo.

En las manos de Rosendo Mercado está toda la historia del rock, desde sus comienzos. Pero lo que ha hecho que sea tan querido por casi todos no es ya su maestría como compositor y guitarrista, sino su manera de afrontar las canciones, que podríamos resumir diciendo que Rosendo no tiene pelos en la lengua, una suerte de lengua rasurada por The Rolling Stones y Rory Gallaguer.

Rosendo se pone tierno en contadas ocasiones, pero cuando lo hace, las paredes tiemblan. En «Entonces duerme» se siente el empuje.

La canción es un delirio de amor. Una faceta menos conocida ésta romántica de Rosendo, que Josele y Los Enemigos pusieron de relieve con gran acierto en el disco tributo de 1997 Agradecidos… Rosendo.

Estos días se publica un nuevo disco de Rosendo, Vergüenza Torera. Sin pelos en la lengua. Pero como un servidor parece ir siempre unos cuantos pasos por detrás de las cosas, cual perdiguero poco concentrado en su tarea, husmeo y se me pone el rabo tieso al escuchar «Entonces duerme».

Gran canción ésta de Rosendo Mercado, el de Carabanchel, leyenda viva del rock and roll hispano, hoy exangüe. Su trayectoria de más de tres décadas desde que ganara el Rock Villa de Madrid al frente de Leño y luego en solitario, es tan auténtica y verdadera que se antoja un imperativo moral.

 

 

 

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