La primera vez que salà de Rota fue para una competición de atletismo del colegio en Utrera. Descubrà que mi pueblo tenÃa una connotación especial en otras localidades. «Sois americanos», me decÃan las otras niñas con tono despectivo. ¿Americana?, pensé. En la vida se me hubiera ocurrido, por más que mi padre trabajara en la base de cocinero.
La base siempre está presente cuando mencionas a Rota. Se ha mezclado con nuestra idiosincrasia, adoptando un estilo único. No es ni bueno ni malo, es lo que hay.
Recuerdo en octavo de EGB, en el flamante colegio construido gracias a José Mª RuÃz Mateos –durante años el sÃmbolo de la abeja en la fachada principal convivÃa con el nombre de «Nuestra Señora del Perpetuo Socorro»–, al profesor de Lengua preguntar: «¿Quién irá al Instituto? ¿Quién quiere trabajar en la base?». La mayorÃa de mis compañeras en Las Salesianas levantaron la mano en la segunda opción, la base era en sà misma una carrera a la que aspirar.
Al año siguiente, empecé el instituto con más dÃas sin clases por una huelga en la tramitación de la LODE. Todas las protestas terminaban en la puerta de la base naval. La realidad es que no entendÃa que tenÃa que ver una manifestación por la educación, con dar cuatro gritos a los dos militares que estaban en la garita de la entrada.
Las protestas fueron una constante, y se incrementaron con el referéndum y el lema ambiguo del PSOE: «OTAN, de entrada no», porque de salida fue realmente un sà rotundo.
Desde entonces, primero el Partido Comunista y después Izquierda Unida, entre otras formaciones, han seguido con el rechazo a la Alianza Atlántica, expresado esta última semana con su «Obama go home», creando una realidad paralela con la coalición que comparte espacio electoral, Unidos Podemos.
¿O acaso Pablo Iglesias se va a llevar el cartel a la base de Torrejón? Le recordará a Obama en los breves minutos de su encuentro bilateral que si él fuese presidente intentarÃa sacar a España de la OTAN y romperÃa «por todos los medios» el convenio de Defensa con Estados Unidos.
Claro que esas declaraciones fueron en noviembre de 2014, y desde entonces Iglesias ha cambiado de ideas como un camaleón de color, y ahora prefiere hablar de «The Wire», del Brexit o de Trump solo por pura cortesÃa. Sin referéndum, se ha marcado un Felipe González.
Mientras tanto Rota, inmune a las protestas y al presidente de USA, sino comprueba de un vistazo cómo está la playa mientras Obama aterriza con el Air Force One, mira desde su costa de frente a Cádiz.
Es mucho más que el «dulce de los puertos» que recitaba Rafael Alberti, es una población tradicional, que vive unida al mar, a la agricultura y al turismo, y que ha integrado a la sociedad norteamericana en una simbiosis digna del más idÃlico «melting pot».
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