Cuando la jueza Mercedes Alaya inicio la instrucción del caso ERE, el ex presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves afirmó que el escándalo era cosa de «cuatro golfos». Cinco años después esos «cuatro golfos» son 275 imputados.
El próximo miércoles 16 de marzo tendrán que ir a declarar como investigados, o sea imputados, los anteriores dirigentes de la Junta. Tanto Chaves y José Antonio Griñán, como el exvicepresicente Gaspar Zarrías y el exconsejero andaluz de Empleo José Antonio Viera.
«¡Qué casualidad! ¡Cuatro! –exclamaba Javier Guerrero, exdirector general de Trabajo, fumando un cigarrillo tras otro, cuando le mencionaba a los que había imputado entonces el Tribunal Supremo–. Si escuchas sus declaraciones parece que la Junta era yo».
¿Hasta dónde conocían el sistema de ayudas entregadas sin concursos, sin transparencia, sin publicidad que prolongó el clientelismo, el poder absoluto del PSOE en Andalucía? Chaves se excusó porque «la Junta es algo muy grande» y su sucesor admitió al juez del Alto Tribunal que lo ocurrido fue una «barbaridad», aunque no hubo «un gran plan, sí hubo un gran fraude» y «alguno de los controles pudo fallar».
«Griñán actúo como Pilatos, porque al ser consejero de Economía, no tengo ninguna duda de que sabía cómo funcionaba la partida 31L», contaba Guerrero a ABC, quién controlaba el más conocido como fondo de reptiles. O como le dijeron desde el gabinete de prensa de Chaves antes de ir a un acto político: «No queremos pancartas, no queremos follón. Arréglamelo prontito».
Pedro Sánchez ha negado que estas citaciones tenga ninguna influencia en la deriva de la negociación para intentar formar Gobierno, ya sin tutelas del Rey, pidiendo ir «paso a paso». Aunque mientras tanto, el foco de la corrupción socialista se centra en el feudo de Susana Díaz y en la antigua cúpula directiva de la Junta. Quizá tendría que recordar las palabras de Guerrero, de cómo cada movimiento cuenta.
«Al principio el caso se aprovechó por los actuales dirigentes del PSOE para realizar ajustes de cuentas, porque interesaba mover algunos sillones. En la Junta había luchas internas de poder y está muy claro cómo se ventilan a Chaves, a Griñán… -se ríe-. ¡Y a todos sus equipos!».
Mientras las cifras de los ERE nos siguen abrumando. 855 millones de euros pagados en conceptos de ayudas entre 2001 y 2010; 6.473 trabajadores prejubilados; 144 millones defraudados; 77 expedientes a empresas; 70 intrusos; 50 millones desviados en comisiones. Y como apuntaba Guerrero: «¡Parece que todos han seguido el proceso por la prensa!».
Actualidad