La cordura se impuso. El proyecto de los llamados «soviets de barrio» empezará de cero, «si eso tranquiliza y quita el miedo al resto de partidos».Curioso que sea Ahora Madrid los que utilicen la palabra miedo.
Gracias a la oposición. Tanto PP y Ciudadanos, como su socio de Gobierno, votaron en contra de institucionalizar un sistema alternativo de control en pleno centro de Madrid.
Un proyecto de «PolicÃa comunitaria» impulsado por el equipo de Gobierno municipal de Manuela Carmena, que trataba de huir de la «policÃa reactiva», y donde el ciudadano tendrÃa un papel estelar como«fiscalizador».
Barrio a barrio. El Ayuntamiento gobernado por Ahora Madrid pretendÃa nombrar un gestor a dedo, para controlar a los vecinos con un sistema de dudosa legalidad.
Sobre todo, porque ya tenemos a la PolicÃa y a los Juzgados para que nos tengamos que preocupar por un nuevo modelo policial, con jurados vecinales y cÃrculos de custodia ciudadana, que se parecÃan más a unos comisarios polÃticos.
La transparencia en este proyecto de gobernanza ha brillado por su ausencia. Cómo se nombrarÃan esos gestores, cuál serÃa el presupuesto, cómo compatibilizarÃan su trabajo con las instituciones competentes, a quiénes responderÃan…
Muchas dudas a pesar de negar que fuese un sistema «paralelo» ni ajeno al judicial, ni que éste sustituyese a la PolicÃa.
Daba qué pensar más en una red clientelar de gestores en manos de un partido polÃtico, que un sistema para mejorar la convivencia.
Quién haya asistido a una Junta de vecinos, sabrá perfectamente que los problemas antes de solucionarse, se enquistan y eternizan en el tiempo.
Las carencias se suplen potenciando las instituciones, no creando estructuras de poder paralelas. El equipo de Manuela Carmena quiso imponer otro tipo de organismos amparados en el buenismo como concepto polÃtico y de gestión.
Podemos seguir tranquilos, el chivatazo no será norma en Madrid. De momento, adiós a los soviets.
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