Escotes de vértigo, animal print, muchas joyas, látex, terciopelo, pieles, plataformas y pantalones de campana. El vestuario de Amy Adams, Sydney en la película, se construyó a base de antiguas piezas de Halston, Gucci y Dior, al igual que de creaciones actuales de Diane Von Furstenberg y de Michael Wilkinson, el diseñador de vestuario para la película “La Gran Estafa Americana”.
La elección del atuendo propio define el mensaje que cada persona le envía al mundo, de manera más o menos abierta, por exceso o por defecto. En el caso de la película de David O.Russell, que por cierto aconsejamos vivamente, los personajes quieren aparentar alguien que no son, utilizando sobriamente el recurso del vestido y el peinado. La película se inspira en el escándalo Abscam de los 70, un caso real de complicaciones con la mafia, el fraude y el FBI.
Amy Adams, Christian Bale, Bradley Cooper y Jennifer Lawrence protagonizan un entuerto divertido, en el que el personaje de Amy Adams se convierte en central. Para inspirarse en el vestuario, que marca completamente la credibilidad de la película, pasaron días investigando y observando hemerotecas, estudiando a Bianca Jagger, Faye Dunaway o Jerry Hall en los 70 y a Hugh Hefner, Travolta o Serge Gainsbourg, para los personajes masculinos. Los personajes de Amy Adams y Christian Bale tenían un guardarropa de 40 modelos, por si acaso…
Los escotazos”, las fibras elásticas, las sedas, collares, pulseras y pendientes de oro marcan un estilo setentero inconfundible. Los vestidos ceñidos, los pantalones de campana, y las pieles, apelan a un aire decadente pero interesante. Muchas de las piezas del vestuario procedían de tiendas de segunda mano como ” The Way We Wore” en Los Ángeles.
El “Bamboo Bag” y el colgante “horsebit” de Gucci, rivalizan con los wrap-dress de Diane von Furstenberg, los vestidos de Halston y las gafas de Dior. A todo esto se suman los vestidos hechos ex-profeso para el film así como el vestuario masculino, plagado de satén, chalequillos, estampado paisley, chaquetas con solapas anchas, pajaritas enormes y colores inusuales actualmente.
La Gran Estafa Americana será un éxito en los Oscars, no solamente por los actores, el guión y la dirección, sino por el vestuario inolvidable de los cinco personajes más liantes que uno pueda imaginar. Las prendas que visten Sydney, Irving, Richie, Rossalyn e incluso el divino alcalde con tupé, Carmine Polito, nos transportan al pasado, a una década en la que se pensaba a lo grande, se vestía a lo grande y se vivía a lo grande.
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