Nadine Heredia, primera dama del Perú, criticada en su país por sus gastos y su temperamento.
La visita de la pareja presidencial peruana a España ha traído a colación las controversias que la enfrentan a la opinión pública de su país
La primera dama peruana ha visitado hace unos días España, acompañando al presidente Ollanta Humala. Ha sorprendido positivamente su imagen, aquí desconocida casi por completo. Si bien Doña Letizia la supera con creces en todos los sentidos, la peruana ha trasmitido la imagen de un Perú moderno.
Pero la polémica primera dama peruana está siendo muy criticada en su país. Mientras que inicialmente supuso un empuje para la campaña de Ollanta Humala, alejando de él su imagen populista, últimamente se la tacha de mandar en el país más que su marido: en Perú la llaman “la generala”. Según Maruja Valcárcel, periodista y escritora, parte integrante del partido de Humala durante años, “Nadine manda en el Partido Nacionalista. Creo que es la que gobierna el país; Ollanta no da un paso sin ella”.
Algunas de las meteduras de pata de protocolo de Nadine Heredia en distintos viajes han sido notorias: en su llegada a Chile con Humala, la primera dama se empeñó en pasar revista de las tropas, si bien se refleja en videos como los edecanes le indicaban un distinto camino a seguir.
Su suegro, un abogado de izquierdas, la ha criticado en numerosas entrevistas, tachándola de estar sedienta de poder y de haber reducido a Ollanta a cenizas.
Para más inri, recientemente se ha destapado otro escandalo: Nadine Heredia habría realizado compras por valor de 38.000 euros utilizando una tarjeta de crédito con el nombre de una amiga y empleada, Rocío Calderón. Lo peor sería que la tarjeta, aparentemente, habría recibido fondos de una empresa de Venezuela ligada al chavismo. La madre de Heredia, Antonia Alarcón, también habría recibido fondos desde este mismo origen. Si bien el tema ha sido investigado, el caso ha sido legalmente dado por cerrado.
Nadine utiliza creadores de moda de alto nivel y habitualmente realiza sus compras en el extranjero. Adquiere prendas de Carolina Herrera –su favorita-, joyería y piedras preciosas de Brasil, encajes venecianos, accesorios de marca y bolsos de Louis Vuitton de 2.500 euros. Si bien es cierto que es su deber representar de modo adecuado al pueblo peruano y que ha sabido dar una imagen menos revolucionaria al presidente Humala, también lo es que debería ser prudente con sus adquisiciones, ya que hay zonas extremadamente pobres y atrasadas en Perú, donde la subsistencia de los habitantes se salva únicamente por la labor de las misiones católicas allí destacadas.
En cualquier caso, durante su visita a España, Nadine Heredia ha sabido vestirse: el primer día escogió un modelo azul Klein drapeado que le favorecía, si bien los zapatos negros de corte mocasín con tacón –accesorio que no cambió en toda la jornada – no eran los más adecuados para unas piernas desnudas y un atuendo de día. Por la tarde-noche, eligió un discreto vestido de coctel con encaje azul y negro y una pochette de mano algo burda, réplica empobrecida del “estilo Letizia”.
Al día siguiente, durante la cena de gala ofrecida por los reyes en el Palacio de Oriente, Nadine Heredia brilló con un vestido largo y recto de tono dorado que le favorecía especialmente. La media manga y la cinturilla, le daban un rigor discreto. La fotografía de Doña Letizia y Nadine durante la gala, era una impecable estampa: la reina, vestida majestuosamente con vuelo y azul borbónico; Nadine, la primera dama, convertida en una prudente segunda dama en España.
En su último acto con los reyes, Heredia volvió a utilizar el azul, al escoger un vestido de cóctel de nuevo muy de “estilo Letizia”, con encajes, escote ilusión y alguna transparencia. La peruana ha encontrado un buen set de uniformes para quedar bien, pero no está claro que esto sea suficiente para que reciba el indulto de la opinión pública de su país, donde solo un 16,4% de los peruanos la aprueba y donde la prensa mencionaba: “no tendrá problemas para elegir un modelito en su armario”.
No obstante, no deberían extrañarse por los debates sobre su indumentaria, reflejo de la importancia que tiene el lenguaje de los símbolos en la vida política. La prensa peruana, recalca el machismo que impera en la crítica al vestido de las féminas. Para ser justos, diremos que el que verdaderamente iba mal era el presidente Ollanta Humala, que no se molestó en respetar las normas protocolarias de una cena de Gala en el Palacio Real, acudiendo al acto con un precario traje de chaqueta con chalequillo, olvidando el prescriptivo frac que los demás asistentes llevaban. Donde fueres…
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