Tantos años después de su muerte y la imagen de Romy Schneider sigue vigente. Desde sus primeros films, la eterna Sissi, cautivó por su belleza, su cabello y porte, capaz de vestirse como una princesa y ser más elegante que una reina.
Sus tocados y vestidos se hicieron míticos, dentro y fuera de pantalla.
Romy pasó de la elegancia estricta de los años 50, a la alegría de los 60 y el estilo hippy de los 70, siempre bordando sus atuendos.
Fue una avanzada en su tiempo y Coco Chanel llego a contar con ella para lucir muchos de sus modelos.
La cara de buena, las perlas y los recogidos, se convirtieron en lánguidas camisas, pelo suelto y maquillaje extremo durante los años 70
Incluso llegaron a tentarle el pelo afro y las bandanas, que no le quedaban bien.
En sus últimas películas y sus últimos años, la muerte de su hijo David en un accidente al subir a la verja de su casa influyó en su decaída física y anímica.
Pero el “allure” de Romy, sus desengaños amorosos y sus excelentes interpretaciones, quedan en la memoria de su público.
Romy inspira aún a los creadores y películas como La piscina o Lo importante es amar la trasladan a la más rabiosa actualidad en el mundo de la moda.