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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

El “arca de Chanel” y la creatividad de Giambattista

El “arca de Chanel” y la creatividad de Giambattista
María Luisa Funes el

Los desfiles de la Alta Costura de París no decepcionan. A los clásicos de siempre, se les unen los nuevos aspirantes al “trono”, que están copando las más importantes alfombras rojas de Hollywood.

“Tengo demasiadas ideas”. La tarde del lunes hizo su aparición el nuevo ídolo de las estrellas de cine, Giambattista Valli, quien recientemente declaraba “las imágenes pasan por mi cabeza a toda velocídad y de repente una se para”. Este genial creador de origen romano, está siendo capaz de algo muy difícil en la moda actual: innovar. Sus creaciones, son a veces sencillas y en ocasiones extremadamente “contundentes”. No teme a la exageración, ni al detalle en exceso.

Valli, comenzó trabajando con el maestro romano Capucci, un especialista de la Alta Costura de corte teatral, admirado incluso por Christian Dior. Valli se había formado como figurinista y dibujante. Dos años más tarde, las hermanas Fendi le capturaron para ocuparse de la línea de prêt-à-porter de Fendissime. Cuando se mudó a Milán, comenzó a crear las colecciones de Krizia.

Pero su sueño era irse a París y crear su propia “maison”. Dicho y hecho. Desembarcó en la Ciudad del Sena para trabajar con Ungaro y tras varios años allí, tocando todos los palos de la costura, se lanzó en solitario desfilando por primera vez en 2005 con prêt-à-porter. Después de abrir su estudio y su tienda, comenzó -en 2011- a desfilar en la semana de la Alta Costura. Y ahí ha encontrado su consagración.

En los salones de su taller, con molduras y bajos relieves en techos y paredes, disfruta recibiendo a prensa, clientes y amigos. Pero es en un austero estudio completamente blanco, donde Giambattista se concentra a la hora de crear cada modelo.

Inventa vestidos de princesa lánguida con la misma facilidad con la que idea explosivos vestidos de fiesta de gran gala. Utiliza los tejidos con maestría: sedas, gasas y tules, se rematan con bordados y adornos que él prefiere colocar personalmente en cada prenda. Siempre pendiente del espejo, observa para así acertar con las proporciones. Sarah Jessica Parker, Natalie Portman, Halle Berry, Julianne Moore o la reina Rania son algunas de sus mejores clientas.

Alexis Mabille, siempre elegante sin dejar la discreción, presentó espectaculares vestidos de noche, jugando con el negro y el blanco.

Y el exitoso Stephane Rolland cautivó ayer con sus vestidos de gran caída rematados en plumas y encajes o su serie de modelos con telas plisadas en forma de abanico.

Los desfiles de Valli, Mabille y Rolland, son una demostración de que la moda se actualiza, cambia, se transforma y aún puede sorprender.

Para sorpresas, evidentemente, está Karl Lagerfeld en Chanel. Como siempre, inventa escenarios inesperados para deleite de la prensa y el público. En esta ocasión, recreó una gigantesca “Arca de Noé” de la moda, de la cual salían modelos con delicados vestidos de aire eterno pero de corte absolutamente actual, que bien podrían haber estado de moda en los años 20 o incluso en los 70.

Faldas midi, tejidos con caída, vestidos con sobretelas decoradas, mangas de corte húngaro alternadas con otras de hombros en “mariposa”, escotes en “T”, jugando casi en exclusiva con el blanco, el crudo y el negro. Un espectacular desfile, deseable y vendible al 100%.

El guiño a la actualidad lo puso el peinado de las modelos, inspirado en los originales recogidos de la princesa Leia de Star Wars. De nuevo, París es una fiesta.

 

 

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