Zapatero a tus zapatos. Italiano, a los tuyos. Nada peor que querer retratar el folklore de otro país sin conocerlo. Se cae en tópicos como la gaita escocesa o las muñecas matrioskas rusas. Pero está siempre latente esa gran afición de italianos y franceses por apropiarse de los símbolos de la cultura ibérica, tan potente y cegadora que hace a veces palidecer a los países vecinos…
En este caso, el fiasco lo ha llevado a cabo la marca italiana Dolce & Gabbana. Poco contentos con poder vender el arte del norte de Italia y el estilo siciliano, Dolce es de Sicilia, Gabbana milanés, comienzan a filmar vídeos y campañas inspiradas en España, más concretamente en el folklore andaluz, que tantas veces se vende fuera como la imagen más potente de un país poco conocido fuera de nuestras fronteras por la estilosa sardana o el “elegante a la par que sencillo” traje maragato de la provincia de León.
Dolce & Gabbana, que tan bien ha sabido retratar a la mujer seguida y piropeada por las calles del sur de Italia, a la troupe de amigos diversos con unas copas de más en algún montículo de Sicilia, o al italiano pesado y moscardón, no ha conseguido el mismo resultado esta vez.
La elegancia casi excesiva de algunos personajes italianos de sus anteriores campañas, se mezclaba con los niños con gorra de estilo posguerra italiana y películas de Pasolini.
Las familias italianas, de negro riguroso, con gafas de sol, medallas y demás abalorios al canto, eran “retratadas” en las playas rocosas del sur de la “bota”.
Pero nada de esto casa con España. Para empezar, los Dolce -al igual que en su día Christian Lacroix- adoptan un estilo de Carmen de Bizet, de bailaora andaluza y torero, que es ridículo que hagan suyo. Ahí están luego los creadores españoles, sin comerse una rosca, diseñando vestidos “siderales”. El mundo al revés.
Por si fuera poco, se apropian de la cultura de la reja, la silla y la guitarra, aunque sacan una reja de la puerta de un garaje, una silla de bar de enanos y una guitarra que más bien parece una bandurria.
Para más inri, dibujan a la mujer mayor española como lo que eran las antiguas señoras extremeñas de pueblo, de luto y sin muchos posibles, con la media negra, el pañuelo y el vestido a juego. No olvidemos que en este caso -el que conozca el sur de Italia lo puede constatar- refleja más bien a las señoras de Nápoles, Puglia, Basilicata, Sicilia o Campania que a las pocas españolas de pueblo de este estilo que nos quedan.
Incluso las “modelos” son italianas con toda probabilidad: la del centro con seguridad -podría ser la abuela de Laura Pausini-, la de la derecha con rasgos típicos del sur de Italia o de alguna minoría que también existe allí. La de la izquierda sería la más española de pinta y podría acercarse a una versión fea de mi inolvidable tata Maria Luisa. Pero no nos prestemos a confusión, ni la española de esa época iba con bolso en bandolera -como estas- ni hubiera llevado jamás camiseta de tirantes y escote bajo. Y que me dicen del guitarrista impostado con la gorra italiana de posguerra, de nuevo… ¡Ese atrezzo, señoresssss!
Pero ver el video es suficiente como para comprobar el pastiche que Dolce & Gabbana ha creado, perdiendo su credibilidad como conocedores del folklore local, al menos frente a los españoles. Lo único español de verdad en el vídeo es Jose Mari Manzanares hijo, que no se si aquí retrata la imagen del torero con la seriedad que merece. La próxima vez, los Dolce a lo mejor se lanzan a por el sirtaki y el tridente de Zeus.
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