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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

Decorar “a la francesa”

Decorar “a la francesa”
María Luisa Funes el

Los vecinos del norte, especiales como son, tienen un particular y apreciado estilo al decorar sus casas. Durante mis años en Francia, aprendí que la ausencia de perfección y uniformidad son algunos secretos de su éxito.

 

1. Impresión “deshabillé”.

Nada de perfección ni acabados impecables estilo nuevo rico. A los franceses les gustan las decoraciones que parezcan improvisadas, con algún defecto, un mueble viejo, un marco estropeado, un rincón dejado…. El orden y concierto de la decoración británica, alemana o de Nueva Inglaterra, les aburren. Prefieren el aire de lo vivido, lo usado, lo imperfecto. Les alabamos el gusto.

2. Viva la moldura.

En el país de la moldura, la puerta XXL, las boiseries y la escayola sofistiqué, cualquier vestigio del pasado se valora. Las más elegantes molduras y los techos altos, crean un espacio inigualable en el que se pueden mezclar muebles de todo tipo.

3. Efectos dramáticos

Dameros, cortinaje en baños, terciopelos rojos, tonos dorados… todo exagerado, todo teatral. Buenos escenarios y telones de cierre.

4. Blanco y Negro

Un clásico de París es la mezcla del blanco y el negro. Rayas, cuadros, damero, rombos… quoi que ça soit.

5. Ponga una chimenea en su vida

Verdadera o falsa, de piedra, marmol o madera pintada. La cuestión es crear “hogar” entorno a esta emblemática parte de la casa.

6. Piezas estelares

Antigüedades llamativas, lámparas exageradas, espejos enormes, mesas curiosas, sofás desproporcionados, mobiliario llamativo, esculturas extrañas…Cualquier excusa es buena para llamar la atención sobre el conjunto y “desarmonizar” la decoración para convertirla en arrebatadora.

7. Evitar simetrías.

Para romper con la letanía y el orden brutal de la decoración prusiana, la simetría cursi y floral británica y los salones simétricos de Estados Unidos -se salva Nueva York- un segundo París, en Francia se evita caer en la réplica de espacios en torno a un eje y se disfruta distribuyendo el peso visual de modo cambiante en una misma habitación. Un arte del que tampoco abusan: todo en su justa medida.

Los franceses y su especial sensibilidad para la belleza desequilibrada. Chapeau.

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