En publicidad, la capacidad prescriptora de un personaje determinado, afecta directamente a los valores de una marca. El mismo producto puede parecer otro con una modelo o con una foto diferente. Las cualidades como la calidad, la actualidad, la modernidad o la exquisitez se intentan transmitir a través de las modelos elegidas para cada temporada.
Durante los últimos treinta años, el efecto “top model” ha marcado la publicidad de la moda. Ocupando el lugar de reinas, actrices y socialités de antaño, las modelos conocidas han dado -desde finales de los 80- la imagen y los atributos a cada campaña. Y por ende a cada marca.
Pero un efecto recurrente en los últimos años es la repetición exagerada de una misma modelo en diferentes campañas de marcas de la competencia. Este ha sido el caso en el pasado de muchas marcas y de muchas modelos, entre ellas Daria Werbowy, Carolina Kurkova y -muy especialmente- de Gisele Bundchen.
La brasileña ha participado en tantas campañas que es imposible asociar su imagen a ninguna marca en concreto y empieza a perder efecto su “capacidad de prescripción”. No ha dejado marca sin representar y ya no aporta ese valor añadido con credibilidad a cada institución.
Givenchy, Chanel, Loewe, Carolina Herrera, Versace…Todos han ido a una.
Giselle también ha protagonizado las campañas de Emilio Pucci, Isabel Marant y Stuart Weitzman este pasado otoño.
La brillante casa Balenciaga, con Alexander Wang a bordo como director creativo en los últimos dos años, ha elegido recientemente colecciones quizás excesivamente rockeras para el pasado de la gran marca española. No deja de ser la misma estrategia que se ha utilizado para “revivir” a Yves Saint Laurent.
Con la publicidad ha ocurrido lo mismo. Este otoño, una dura campaña en blanco y negro protagonizada por la Bundchen, con el pelo rapado y dando patadas al aire, plagaba las revistas. Ni a Balenciaga le hace falta hacer uso de imágenes tan duras, ni quizás eso era lo que esperaba su público. Ni tampoco necesita a la modelo brasileña para seguir consolidándose.
Quizás han comprendido que su enemigo a batir es Chloé, más que su “hermano de grupo”, Saint Laurent.
Es por eso que para esta primavera -y en respuesta al poco éxito de la pasada campaña- el estilo de la publicidad de Balenciaga será radicalmente distinto. La protagoniza la delicada y perfecta Sasha Pivovarova, aunque el fotógrafo -Steve Klein- repite.
Unas fotografías atemporales, que muestran una ropa bien trabajada y unos accesorios originales, dan un toque femenino y elegante a una marca que ya lo era. Los tonos pastel, el elegante físico de la modelo y un nuevo estilista, han hecho el resto. Es de sabios rectificar.