Durante la polémica entrevista de Meghan Markle y el príncipe Harry de Inglaterra se pudo constatar que -además de estar enfrentados con la familia Windsor – la pareja ya no cuenta con el apoyo logístico en su hogar que antes le facilitaba Buckingham. Si en su etapa en el Reino Unido aparecían pulcros, impecables y siempre correctos protocolariamente hablando, algunos detalles revelan que ahora su equipo de 20 asesores y su gran “cuerpo de casa” doméstico se ha reducido al mínimo.
1. Brillantes por la manaña.
En una reunión en un jardín durante las horas del día, no es lo habitual llevar una pulsera de brillantes ni pendientes de pedrería. Este detalle, que a lo mejor Meghan Markle desconoce, no les hubiera pasado inadvertido al numeroso equipo asesor del que la pareja disfrutaba antes de dejar la Familia Real. Se trataba de un brazalete de brillantes que perteneció a la princesa Diana, del que sacaron algunos brillantes de su anillo de compromiso. Por si eran pocas piedras, Markle escogió un colgante de aguamarinas de Pippa Small y el brazalete Love de Cartier, acompañándolos de pendientes de brillantes de Maison Birks. Ponerte toda la “charcutería fina” -como llamaba Marujita Díaz a sus joyas- en plena mañana, es como vaciar el baúl de la abuela para una tarde de playa.
2. El maquillaje corrido de Meghan
Si bien el peinado resultaba algo más formal que lo que Markle solía llevar durante el día en su época como duquesa de Sussex, lo que extrañó fue su maquillaje excesivo en los ojos a plena luz del día y las numerosas imágenes en las que se percibe como tiene los ojos llenos de agua e incluso como el rimmel corre por sus mejillas. Una exageración que no se hubieran permitido en la Pérfida Albión.
3. Un vestido largo y negro en pleno día.
Ni el color negro es el ideal para una entrevista en el jardín ni para una mañana de marzo californiana. Aún menos un atuendo largo, por mucho que se trate de un modelo de Oscar de la Renta que a muchos les ha recordado en sus dibujos a los de otra famosa norteamericana.
3. Los stilettos negros por la mañana.
Mientras que Oprah Winfrey acudió a la entrevista diurna en el jardín campestre de Santa Bárbara con botas planas y pantalones de pana, Meghan lo hizo con stilettos nuevos de 11 cm de tacón y punta aguda, cuando el negro y el tacón alto oscuro se suele reservar para la noche. Además, a la duquesa de Sussex los zapatos de Aquazzura le iban grandes, al menos por un número, como se puede observar en el detalle, prueba de que probablemente los pidió online (quizás personalmente bajo seudónimo). En su época en el Reino Unido, alguna de sus asistentes hubiera localizado varios modelos y números, los hubiera acercado a Kensington o a Frogmore Cottage y Meghan hubiese escogido tranquilamente el modelo más adaptado.
4. Los calcetines caídos de Harry
Teniendo en cuenta que su padre viaja con mayordomo, planchadora, equipo oficial e incluso se desplaza con su propia comida y -dicen- que con su propia tapa del “excusado”, es evidente que ahora Harry se las ve y se las desea para encontrar los calcetines parejos en el cajón. Además, tanto su tío bisabuelo – Lord Mountbatten, un obseso de la estética, los uniformes y la moda- como su elegantísimo abuelo – Felipe de Edimburgo- jamás hubieran llevado los calcetines cortos, caídos y arrugados en una entrevista televisada, ya que incluso a menudo han llevado “sock garters”, elásticos que fijan los calcetines en su lugar bajo la rodilla.
5. Los zapatos estropeados y sucios de Harry
En la Casa Real británica se lleva con rigor la limpieza y el cuidado del calzado masculino. Ya que los hombres de la familia no pueden ir con el último modelo de atuendo – como si que hacen ellas- estos detalles no se les escapan y los “valets” de Buckingham y Kensington se esmeran limpiando tanto el ante de la pala de los zapatos como el cuero de las suelas. Es evidente que Harry, poco acostumbrado a tanto procedimiento rutinario, no da a basto.
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