Muchas fueron las profesiones en las que destacó el genial granadino Mariano Fortuny y Madrazo (Granada, 11 de mayo de 1871 – Venecia, 3 de mayo de 1949), un verdadero hombre del Renacimiento que entre otras cosas creó el vestido Delphos, inspirado en la Antigua Grecia.
Pintor como su padre, Mariano Fortuny y Marsal, y como varios miembros de su familia materna, los Madrazo, destacó también en la escenografía, la fotografía, la elaboración de grabados en aguafuerte, el diseño de tejidos y la creación de prendas de moda. Durante su etapa parisina también estudió electricidad, creando maravillosas lámparas de inspiración árabe que aún comercializan las casas italianas Pallucco y Venetia Studium.
En moda, su primera creación sería el chal Knossos, inspirado en sus viajes a Grecia junto a la que más tarde se convertiría en su esposa y colaboraría con él en muchas de sus facetas profesionales, Henriette Nigrin. Replicando el chitón griego de la escultura del auriga de Delfos, Fortuny y Henriette idearon el Delphos, un modelo de gran caída realizado en tela plisada con una técnica secreta.
Pero la verdadera importancia del Delphos fue que se convirtió en el primer vestido relajado, sin miriñaque ni corsé, desde hacía siglos, anticipándose a la moda actual. Se llevaba sin nada debajo y aunque inicialmente se trataba de una prenda para estar en casa, en los años 20 la bailarina rusa Anna Pávlova los popularizó.
El Delphos fue el germen de las modernas colecciones de Paul Poiret, el primer creador a tiempo completo que simplificó la moda femenina evitando miriñaques y frusilerías.
Desde entonces mujeres como Elena Sorolla, Lauren Bacall, Gloria Vanderbilt o Jacqueline Bisset y creadores como Balenciaga o Miyake, han replicado esta famosa túnica plisada de encanto intemporal, que incluso Zara ofrece ahora mismo en sus rebajas de temporada.
