Hay gente que tarda en zambullirse en el Atlántico por la impresión del frío en las rodillas y en los muslos. Si tuvieran un trampolín, y mejor no doy ideas a los horteras con dinero, entrarían en el agua en un suspiro y el frío les duraría diez segundos antes de que la piel se acostumbrase. La Providencia, quizá a través de la estadística de incidencia acumulada, ha querido que el regreso a las procesiones haya sido por la inmersión rápida de saltarse las calles aforadas y las medias tintas. La Virgen del Rayo tuvo que salir en andas por la premura de tiempo de la autorización municipal, y no importó porque le ayudó la íntima penumbra de sus calles del Campo de la Verdad, pero la Divina Pastora y las demás que saldrán a la calle a partir de ahora lo harán sin otra novedad con respecto a 2019 que las mascarillas en el cortejo y en la calle.
De ese momento en que se recobró el orden caótico de la bulla y el caminar por el costero mirando a la Virgen y escuchando la música cada uno guardará su recuerdo personal, pero la sensación para todos pudo ser la misma que con la caída del muro de Berlín, que se deshizo con la simple pregunta de un periodista. Un mes antes la pandemia parecía tan sólida como para dejar a los nazarenos en 2022 otra vez en su casa, pero después de unas cuantas reuniones las procesiones inviables fueron posibles y el miedo a los costaleros se saldó con una recomendación casi maternal: «Id con cuidadito».
La Divina Pastora sale de Capuchinos. FOTO: J. A. JiménezLa Consejería de Salud y el Ayuntamiento, que vieron lo que iba pasando en otras ciudades, optaron por la zambullida rápida, tal vez porque después de una zancada es más difícil retroceder que si se avanza a pequeños pasos que pueden provocar una caída por el puro temblor. Con todo el cuerpo bañado en las cosquillas saladas de la espuma salvífica del mar y la ropa cantando el olor del incienso que se aparece en el despertar de una noche feliz, ahora sólo queda aprender las lecciones de que no son necesarios tantos ensayos ni con tanto tiempo y estar pendientes de que nadie de los que tienen a la cruz en la mira del fusil tire de los pies para hacer caer ni para hundir en el agua si hay cifras que repuntan.
Liturgia de los días