Siempre que en Córdoba decepcionan la Cabalgata de los Reyes Magos y la procesión del Corpus Christi hay quien mira a la Agrupación de Cofradías, que no tiene ninguna responsabilidad en la primera y muy poca en la segunda. La Cabalgata está cronificada en la ramplonería y la falta de ideas y suele oscilar entre el sonrojo y la tristeza; el Corpus enmascaró sus carencias con el recorrido improvisado del año en que el Córdoba subió a Primera, pero antes o después habrá que tomar decisiones para que la época de crisis desemboque en una etapa nueva.
No parece que los que organizan la Cabalgata de los Reyes Magos y el Corpus tengan mucho que preguntar a las cofradías, pero lo que ha pasado en la mañana del 5 de enero puede servirles de aviso. Quizá este raudo vuelo con globos por Córdoba sea uno de aquellos sucedáneos contra los que advertían en otoño los Obispos del Sur. Sobre el papel sonaba bien para dar la impresión de Melchor, Gaspar y Baltasar llegaban a Córdoba, y hasta ahorraba el casi seguro bochorno de las carrozas de las peñas y del aire de verbena patrocinada. El resultado fue una decepción porque no evocó en absoluto la antesala ilusionada que viven los niños y además los dejó toda la tarde, esa tarde que antes se llenaba con la Cabalgata, con la sensación de que los Reyes Magos no habían sido esta vez más que un espejismo lejano.
La Semana Santa de Córdoba en 2021 está a punto de suspenderse y ahora está en juego la forma de recordarla. El sucedáneo ya se ha visto que es como aquel meme genial de Pantomima Full -«En su cabeza era espectacular»-, así que la Agrupación y las cofradías en general tienen que escarmentar en cabeza ajena y proponer no un sustituto, sino una alternativa con que llenar lo que no sean cultos y liturgia, pero que sirva para gozar de ese deslumbrante lado cultural que es el que consigue que la gente se salga a la calle.
Cultura es una palabra que hace temblar a quienes sólo se reconocen a sí mismos con corbatas negras, aunque no sólo sirve para hablar de letras y de arte, sino también de los valores construidos y compartidos a lo largo de los años que han cristalizado para conseguir que la fiesta sea como es. Así se hará algo único y que sin embargo no tenga el mismo valor que los pasitos de plastilina, pero hará falta quien piense que las cofradías no necesitan igualás ni bandas del pepinasso para levantar algo que valga la pena.
Liturgia de los días