¿En cuántas películas se juega al ajedrez? Imposible saberlo, pero a buen seguro son más de cien. Este trabajado vídeo recopila 101 escenas, una por dálmata, que coinciden con el lance final del juego, el jaque mate. El lector-espectador puede jugar a averiguar títulos e intérpretes. El aficionado al ajedrez quizá prefiera descubrir los gazapos, a menudo surrealistas, de algunas de las películas (y series de televisión).
Jason Statham en «Revolver», dirigida por Guy Ritchie y coescrita por Luc Besson en 2005
El ajedrez no tiene fama de ser el juego más espectacular del mundo, pero su imagen reflexiva e inteligente es utilizada con frecuencia por el cine y la publicidad. También es perfecto para humillar al enemigo e inflingirle una derrota sin excusas. En el vídeo de abajo, que descubrí en el estupendo blog de David Kauffman, podemos ver mates de todos los colores. De todos los colores y en blanco y negro, cabe añadir, mates animados (poco amigos del reglamento, por lo general), mates dramáticos y mates románticos, conyugales y carcelarios, cómicos y fantasmales y, con sorprendente frecuencia, interraciales o paterno-filiales.
Hay mates majestuosos, presidenciales y plebeyos, educados y prepotentes, También hay mates de madera, de mármol y de cristal, metálicos y de plástico, mates con piezas imposibles, mates mudos y en varios idiomas. Los más españoles son el más que sospechoso de Fernando Rey (apropiadísimo apellido) y el que propina Antonio Banderas a Liam Neeson en la poco afortunada «Crónica de un engaño», donde no se sabe si es peor la chulería del ganador o la penosa reacción del británico.
Larry David, en una de sus clases de ajedrez en «Si la cosa funciona» (Woody Allen, 2009)
Humphrey Bogart, que los daba de verdad para ganarse un sobresueldo cuando era joven, aparece dos veces. Y por supuesto, no faltan tres de las mejores películas de ajedrez: «En busca de Bobby Fischer», «La diagonal del loco» y «Fresh», además de la escena genial en la que Larry David humilla a su alumno (la foto de arriba es de otra escena) en «Si la cosa funciona», de Woody Allen. «La defensa Luzhin» no me gusta demasiado, lo siento por Nabokov, y menos aún «Jaque al asesino», que no podia faltar. En cambio, echo de menos «El séptimo sello» de Bergman, «Traidor en el infierno» de Wilder, que estos días emite Paramount Channel, e incluso «El jugador de ajedrez» de Petersen.
Con ustedes, los 101 mates del cine y la televisión, que también aporta su cuota, del ala oeste al pueblo amarillo de Springfield, pasando por el apartamento de Jerry Seinfeld.
Como decía en el preámbulo, además de descubrir títulos y actores, invito a cazar los disparates ajedrecísticos que incluye el montaje. Uno de mis favoritos es el que ocurre en el minuto 2 y 16 segundos, con esa dama que ya daba jaque y se acerca al rey blanco, que por otro lado puede escaparse por f1. Menos mal que no se ven bien todas las posiciones ni la cantidad de tableros que se saltan la primera norma del ajedrez: la casilla blanda siempre a la derecha.
En el minuto 2.58 tampoco está mal la fantasmada del mate inexistente que da (creo que es él) Patrick Swayze. Claro que peor es el de la siguiente escena, que no es ni jaque, con dos peones negros ¡en primera línea! y otro blanco en octava. Pongo la foto porque es realmente penoso.
¡Sí, señor! Esta es una posición elaborada con esmero. A Kubrick le daría un espasmo
En otras películas, el autor del supuesto mate se permite el lujo de mover también por el rival. Como curiosidad, se repite el mate del loco de Kiefer Sutherland a Dennis Hopper en «Flashback» (7.44) y una variante forzadísima y diferida (10.21) en una escena que podría ser de la serie «Monk», con Tony Shalhoub de espectador. Inexistente es el jaque mate de Morgan Freeman (10.46) y en el penúltimo, de Michel Piccoli, al principio pensaba que el actor francés ya había dado mate una jugada antes, pero la pieza que mueve es un alfil y no una dama, por lo que la posición es válida y se trata de un interesante mate a la descubierta.
No digo más, aunque todavía hay mucho por analizar, salvo que si algún director español necesita un asesor para rodar una escena de ajedrez, ya sabe cómo localizarme.
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