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¿Se puede ser campeón del mundo sin entrenador?

¿Se puede ser campeón del mundo sin entrenador?
Federico Marín Bellón el

Bobby Fischer fue campeón del mundo sin ayuda, porque no podemos considerar que el bueno de William Lombardy fuera su preparador, pero ningún ajedrecista de primer nivel sobrevive entre los mejores sin ayudantes. ¿Ninguno? No, fuera de la Galia tenemos el ejemplo de Wesley So, aunque no le va demasiado bien en el torneo de Candidatos. El estadounidense de origen filipino parece no tener ningún ayudante en la actualidad, más allá de su madre adoptiva. En una larga entrevista que se puede escuchar aquí (en ruso) y leer aquí (en inglés), el legendario Vladimir Tukmakov cuenta por qué dejó de trabajar con él… 

En estos momentos, Wesley So juega una partida crucial contra Ding Liren. La vieja escuela soviética recomendada unas tablas balsámicas en estos casos para recuperarse. No esperaré a publicar esta entrada para aprovechar la ventaja del resultado.

Alexander Grischuk. Foto: World Chess

Antes de seguir, conviene reseñar que en la segunda ronda del Candidatos no hubo tanto espectáculo como en la primera. La única partida decisiva fue precisamente la que perdió So contra Alexander Grischuk, quien se recuperaba así del tropiezo de su debut con un ajedrez de alto nivel. El ruso se ha reenganchado al pelotón fiel a su estilo: se sigue apurando de tiempo de forma injustificada y, en lugar de venirse abajo cuando el reloj aprieta, saca lo mejor de sí mismo es una especie de ajedrez-póker.

Es muy interesante lo que dijo en la rueda de prensa. Cuando llevó su torre a c5, una maniobra poco habitual con tantas piezas todavía sobre el tablero, confesó que «realmente no lo había calculado todo». «Me dije a mí mismo: de acuerdo, todas mis piezas atacan y el negro defiende solo con un alfil. Si no hay mate, dejo el ajedrez». Lo sorprendente es que no recurra a ese estilo pragmático en fases más tempranas de la partida, para no gastar tanto tiempo.

Otra cosa relevante que contó es sobre los nervios, un estado mental injustamente denostado. «Es malo estar tranquilo», explicó. «La gente pregunta siempre si estás nervioso, de un modo que implica que estarlo es malo. Creo que no es así. Quiero decir que lo realmente malo es no estar nervioso. Si tienes una partida importante y apuros de tiempo y no estás nervioso, algo malo te pasa, definitivamente. Es muy malo no estar nervioso. Por ejemplo, ayer no lo estuve en absoluto [en referencia a la partida que perdió]».

Vladimir Tumkakov, el entrenador total

Vladimir Tukmakov, fotografiado por Mikhail Golubev en 2009

Pero volvamos a Wesley y el asunto de los entrenadores. Según cuenta ChessBase, varios jugadores se presentaron en Berlín acompañados por sus segundos. Mamedyarov llegó acompañado por el GM ruso Alexey Dreev; Karjakin está con Vladimir Potkin; Grischuk con Vlad Tkachiev. Ding Liren tiene a su lado al joven prodigio Wei Yi.  Kramnik no se ha dejado ver con Anish Giri ni Caruana con Kasimdzhanov, pero ambos están en Alemania. ¿Qué ocurre con So?

Wesley So rompió con Vladimir Tukmakov hace meses y su mejor apoyo es su madre adoptiva, Lotis Key. El entrenador ucraniano, que tiene 72 años, explicó las causas del «divorcio» de un modo bastante gráfico, como recoge Chess24. El ucraniano ya entrenó a Anish Giri hasta llevarlo al tercer puesto de la clasificación mundial. Luego ayudó a Wesley So a alcanzar el segundo. El propio Tukmakov lo contará en un libro de próxima aparición, aunque ha adelantado mucho en su entrevista, ¡de dos horas! con Evgeny Surov, de Chess-News.ru.

Tukmakov cuenta que no solo ha entrenado a So y Gira. En total, ha ayudado a cinco de los ocho participantes en Berlín, una proeza increíble. «Karjakin, Mamedyarov, So, Caruana y Grischuk», recita. «También he pasado una importante cantidad de tiempo con Aronian y Kramnik, pero no como parte de mi trabajo. (…) Nuestros caminos se han cruzado con frecuencia en torneos, y hemos conversado, discutido cosas. De la única persona de la que solo tengo una impresión superficial como ajedrecista, y todavía más como persona, es del chino Ding Liren», admite.

Sobre su trabajo con So, desvela que duró un año y medio, hasta el 31 de diciembre pasado. «Cuando comenzamos a trabajar era décimo en el mundo y en su pico más alto alcanzó el segundo lugar. Si tomamos su Elo inicial y el más alto me parece que ganó unos 60 puntos», cuenta Tukmakov sin esconder su orgullo.

El preparador también hace públicas algunas peculiaridades de su pupilo, que a él mismo le sorprendieron. Para empezar, quería trabajar por Skype, algo que es más económico y «no menos efectivo que el trabajo en persona», pero en algunos aspectos problemático. «Estamos hablando de un ajedrecista de primera… ¿Qué le puedo enseñar a un ajedrecista que era el décimo mejor del mundo? Solo puedes hablar de ciertos matices, pero los matices, como sabemos, se transmiten verbalmente, sutilmente, para extraer alguna suerte de potencial de la persona. Para eso, sin embargo, hace falta pasar tiempo juntos. Wesley So por supuesto habla inglés. Yo también hablo inglés, pero mi inglés no puede ser descrito de ninguna manera como fluido. Me puedo comunicar, pero mi lenguaje no es lo suficientemente bueno como para transmitir sutilezas. Por lo tanto, me sentía bastante escéptico respecto a la forma de la cooperación. Es más, ¡me enteré de que Wesley So de hecho nunca había tenido un entrenador!».

«En general, estaba incómodo con muchas de las circunstancias», reconoce Tukmakov, aunque sorprendentemente funcionó. «Probablemente ellos también estaban incómodos, por lo que en principio acordamos realizar sesiones de prueba de tres horas. Y resultó que… en principio, todo salió muy bien. Inmediatamente ambos nos sentimos bastante cómodos. A él le gustaban las sesiones. Es más, de alguna manera, inesperadamente, se convirtieron inmediatamente en resultados, algo que es muy importante. Eso impulsó nuestra colaboración y simplemente concluimos un contrato completo para todo el 2017».

¿Qué falló? «En el mundo moderno existe el concepto de un romance cibernético: cuando las personas se conocen por internet, comienzan a conversar y llegan a sentirse como almas gemelas. Es una historia muy común. Sin embargo, inevitablemente, tarde o temprano debe llegar la siguiente etapa: un encuentro cara a cara. Y me parece que la mayoría de los romances terminan en ese momento, pues algún tipo de química de la relación, que se daba en la ausencia del contacto directo, es destruida como resultado del encuentro cara a cara. También eso sucedió entre Wesley So y yo, en mi opinión».

Quejas por el ruido

Sobre la organización cabría decir también unas cuantas cosas. Por un lado, las retransmisiones siguen sin mejorar. Hoy la  página web de la organización recomienda seguir las partidas en chessbase.com, chessbomb.com, chess.com, lichess.org «o en tu app favorita». Sorprendente, teniendo en cuenta que cuesta dinero ver las partidas en World Chess. De momento es gratis seguir los comentarios, pero no sé qué harán con la gente que ya ha pagado. Algunos lo han intentado y tampoco han podido.

También se han sucedido las quejas por el ruido. Kramnik comentó que lo habló con el resto de jugadores. «Todo el mundo tiene las mismas condiciones y necesitamos espectadores, pero algo hay que hacer», dijo con mesura. En Chess.com cuentan que varios jugadores se han quejado. «La sala es bastante ruidosa. Quizá es por la emoción de la primera ronda. Esperemos que tomen medidas», declaró Aronian.

Grischuk se sumó a las protestas, aunque admitió que en su caso podría parecer una excusa por su derrota de la primera ronda. «Es un mal día para preguntarme, porque creo que las condiciones de juego son absolutamente terribles», sentenció. «Ahora que he perdido, sonará a excusa, pero creedme: no lo es. Ni siquiera hay agua en los lavabos». Karjakin fue aún más duro: «En realidad no me gusta casi nada de la organización del torneo. No me gusta el hotel, no me gusta la sala y no quiero decir que perdí por todo esto, pero básicamente no me gusta nada».

En el otro lado de la balanza, la disposición del escenario, además de vistosa tiene sus ventajas. Incluso Kasparov comentó que separar a los jugadores, «como en el Coliseo, quizá haga que luchen como gladiadores». Caruana agregó que la dificultad para seguir las partidas de sus colegas «probablemente sea buena» para su propio juego».

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