Que la partida más espectacular del día fueran las únicas tablas dice mucho de lo vivido en la primera jornada del torneo de Candidatos. Las cuatro fueron muy reñidas, alguna de ellas espectacular. Fabiano Caruana ganó a su compatriota Wesley So, quien ha dejado de trabajar hace poco con el legendario entrenador Vladimir Tutmakov, una historia que merece otra entrada aparte… En el duelo entre rusos, Vladimir Kramnik superó a Alexander Grischuk sin fuegos artificiales, pero con una demostración de potencia que asusta. Shak Mamedyarov, por último, derribó la defensa siempre tenaz de Sergey Karjakin y presentó sus credenciales al triunfo final.
En Berlín no hay turistas entre los candidatos y, en efecto, la partida más llamativa de la jornada fue la lucha sin cuartel entre Levon Aronian y Ding Liren. Las complicaciones fueron diabólicas. En un momento dado, parecía que ganaba el blanco y, una jugada después, las máquinas encontraban una línea que incluso podía darle la victoria al gran maestro chino, el gran favorito a juicio del gran Juan Manuel Bellón, que sabe bastante de esto. «Las negras están jugando con fuego», comentaba Judit Polgar, aunque al final quien tuvo más miedo de quemarse fue el armenio, que prefirió unas tablas a entrar en la línea crítica, en la que ganaba una pieza a cambio de tres peones y bastante compensación. La partida acabó en tablas después de 22 jugadas, en una prueba de que las reglas para impedir los empates son menos importantes que tener a jugadores con verdadero espíritu de lucha.
Shak Mamedyarov porfió durante horas para derrotar a Sergey Karjakin, pese a conducir las piezas negras. El azerbayano va a por todas en este torneo y su facilidad para conseguir ventaja en una española con g6 es destacable. Con otro enemigo, habría acabado mucho antes, pero el ministro de Defensa es duro de roer y gastó unas cuantas vidas antes de caer definitivamente.
Kramnik ganó otro festival de larguísimas maniobras entre dos rivales que se conocen a la perfección. Grischuk siguió una estrategia conservadora, con idea de mantener la tensión y alargar la partida, pero el blanco explotó su superioridad como una apisonadora: ganó espacio y obligó a pensar a un ajedrecista demasiado propenso a los apuros de tiempo. Vladimir también confirma su condición de favorito.
Caruana, el primero en ganar punto, demostró por su parte la profundidad de sus ideas ante un rival durísimo. Recién salidos de la apertura, se llegó a una posición que las máquinas evaluaban como equilibrada, pero todos los comentaristas humanos, algo más sensibles, estaban de acuerdo en que la posición del negro era más difícil de jugar. En este terreno los ordenadores aún no saben calibrar bien sus análisis. El factor humano no es menos importante que el teórico, ni siquiera en el ajedrez. Wesley So, en efecto, cometió un error y su posición se desmoronó. Al contrario que Ding Liren, le faltaron recursos o fortaleza mental para encontrar las jugadas precisas en los momentos difíciles.
Se avecinan unas jornadas de ajedrez apasionantes. La única pena es que la política de la organización y su enfrentamiento con las otras webs causó problemas de retransmisión a unos y otros. La página oficial ha anunciado que ofrecerá gratis los comentarios –excelente Polgar, como siempre– durante los primeros tres días, pero ni siquiera a ellos les funcionó muy bien, con continuos cortes y errores de realización. La defensa de sus intereses es legítima, pero en los tribunales solo han recibido reveses y el intento de conseguir el monopolio de las imágenes no es lo que necesita el ajedrez.
Una mención también para mis compañeros del equipo de Alcobendas, que no dejaron de seguir las partidas y llenaron el grupo de WhatsApp de agudos comentarios. Con esa pasión, no sorprende que a falta de una jornada hayamos ganado la Liga.
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