No sé cuántos libros de Antonio Gude tengo en casa. Además de los que ha escrito, debería contar los que ha traducido. Periodista, conferenciante, entrenador y un gran cinéfilo, este miércoles, 19 de mayo, cumple años. Qué mejor día para contar que en las últimas semanas he podido degustar su última obra, ‘El mejor de los tiempos’. (Supongo que no habrá tenido tiempo de publicar alguna más). El subtítulo me ahorra mayores explicaciones: ‘Una historia del ajedrez en el siglo XX. 1901-1960’. Se amontonan los libros por reseñar, pero era imprescindible hacer justicia con este. Felicidades, maestro, por el libro y por su cumpleaños.
Gude, un erudito que domina casi todos los campos del saber, nos habla en ‘El mejor de los tiempos’ de los ilustres predecesores de Bobby Fischer, quien apenas aparece citado hacia el final de este completísimo volumen que los aficionados al ajedrez disfrutarán por partida doble, porque además de contar lo esencial de los grandes maestros del siglo pasado incluye decenas de partidas, más de trescientas, elegidas y comentadas con conocimiento pero sin los ‘excesos’ profesionales de Kasparov.
El libro resultante logra un equilibrio muy difícil entre las partidas y la historia ajedrecística, que enmarca además en la Historia del siglo XX, con especial atención a sus corrientes literarias y artísticas, que proporcionan un contexto esencial para comprender su reflejo sobre el tablero. Se aporta además un gran número de anécdotas, citas y otros jugosos detalles, que impiden que el lector se fatigue al recorrer sus cuatrocientas páginas. No cita Gude a Truffaut entre sus cineastas favoritos, pero estoy seguro de que ‘Los 400 golpes’ será una película de su agrado.
Gracias al gran formato de ‘El mejor de los tiempos’, el libro proporciona además una enorme cantidad de datos de interés, que complementan desde sus márgenes el conocimiento abrumador que demuestra Gude al hablar los los ajedrecistas. Además de sabiduría, el autor demuestra una labor de documentación exhaustiva. Así, no solo los mejores jugadores tienen cabida en el texto, que también presta atención a los actores secundarios y antihéroes de la historia del tablero, sin cuya actuación los protagonistas no habrían brillado tanto. De algunos de ellos no había leído nunca nada.
El rigor del autor se aprecia también en detalles como el relato de la muerte de Alekhine, en el que no se deja llevar por la leyenda, aunque recoge las diferentes tesis sobre el posible asesinato del campeón del mundo. Uno de mis capítulos favoritos el dedicado a Bronstein, a quien Gude conoció muy bien. Espero poder leer pronto y seguir aprendiendo sobre los mejores ajedrecistas de las últimas décadas del siglo XX.
Entradas relacionadas:
Un libro de ajedrez en latín… y se lee en un suspiro
Ajedrez
